Condena real de esquizofrenia
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Es difícil hacer
justicia a un personaje histórico que ha sido tan polémico, las
versiones de lo que fue se multiplican acorde a la importancia que haya
tenido; la historia de la heredera al trono de Castilla y Aragón en el
siglo XV, tiene por lo tanto muchas versiones. Juana, tercera hija de
los Reyes Católicos Isabel y Fernando, ha pasado a la historia con una
reputación de locura que alimenta generosamente el morbo de la gente,
mismo con el que me acerqué a leer la biografía que le dedica Ludwig
Pfandl. Mi primer encuentro con este personaje fue por la película de
Vicente Aranda allá por principios del 2000. La única escena que siempre
recordé claramente fue cuando la reina española cobra su venganza con
la amante pelirroja de su marido, Felipe el Hermoso, pues exige que
“sujeten a esa puta” y, con perversidad sádica, abre unas tijeras.
El libro nos ubica primero en el contexto de su abuelo
Juan II y el esfuerzo de Isabel y Fernando para convertir a España en la
poderosa metrópoli que en 1492 había descubierto un nuevo continente,
expulsado a los moros y a los judíos de su territorio –lo que reforzaba
aún más el pensamiento religioso español–, y constituido lo que sería la
primera gramática de la historia. Sin embargo, los Reyes Católicos no
tendrían la misma fortuna con su descendencia, pues uno a uno murieron,
para darle paso al trono real a Juana, lo que sería su desgracia. Aunque
el autor indica en el título de su libro quién será la protagonista, no
habla de ella más que durante el segundo capítulo del libro, situación
de la que se excusa aclarando que su intención es exponer la verdad que
hay en declarar a la difunta gobernante española como una loca de
remate. Por esta razón,el autor considera necesario no sólo hablar de
sus antepasados, sino también de sus descendientes: Carlos V, Fernando
II y Carlos, el primogénito de Fernando de su primer matrimonio, que
muere en la cárcel antes de poder gobernar.
Al terminar de leer este segundo capítulo,
quedé convencida de que la pobre Juana era un producto más de las
relaciones consanguíneas practicadas por la realeza[1],
pero al ahondar un poco sobre su historia se abre una duda sobre si su
locura es real o impuesta por los intereses de la real persona de su
padre, su esposo y su hijo. En un documental hecho por la RTVE (Radio y
Televisión Española), de la serie Mujeres en la Historia[2],
se expone a la desdichada monarca como víctima de los intereses
políticos, que ella no compartía, de quienes la rodeaban. Tanto en el
libro de Pfandl como en este documental queda claro que la intención de
Juana nunca fue gobernar, pero por razones distintas. El primero nos
dibuja un cuadro de esquizofrenia pura, si es que se puede denominar
así, cuyos detalles morbosos se explayan a lo largo del segundo
capítulo; de tal manera,vemos que Juana no quería gobernar porque no podía
gobernar. En cambio, el segundo explica que alrededor de Juana se
extiende una red de situaciones que no la incluyen a ella como
gobernante, incluso su padre parece preferir a su esposo –no castellano
sino flamenco, es decir, proveniente de Flandes al norte de España–
antes que a ella y acuerdan declararla no apta para el gobierno.
Por otra parte, la película de Aranda recalca su locura en el aspecto
sexual, pues esta versión de Juana se concentra en su energía sexual
demasiado marcada para la época –recordemos nuevamente las reformas de
los Reyes Católicos que incluyeron la formación de una Inquisición
española que funcionara aparte de la Inquisición romana– y por esto su
esposo más de una vez le remarca que está loca. Además de esto, ella lo
acosa con celos una vez descubierta la infidelidad, lo que resulta en
una “confirmación”de su locura ante el resto de la corte y los nobles.
Por un momento al volver a ver esta película, me pareció más bien que la
mujer tenía unos exagerados arrebatos hormonales. Recordemos que pese a
lo que pese, nadie puede negar que Juana fue una mujer muy fértil, dado
que tuvo seis hijos en sus diez años de casada y habría tenido más si
Felipe no hubiera muerto. De hecho, durante casi toda la segunda mitad
de la película Juana aparece embarazada de alguno de sus hijos.En la insistencia de Pfandl por hallarla loca tenemos incluso un diagnóstico psiquiátrico: “una exacerbación psicopática del instinto en sentido negativo, es decir, un decaimiento de la facultad de dominarse a sí misma […] los morbosos celos de Juana se convirtieron en un delirio paranoico de persecución, cuyo objeto y fin eran sexuales. Bajo la presión de la discordia conyugal provocada por ellos se abrió paso rápidamente su disposición esquizofrénica” (101-102). Sin embargo, me inclino por la opinión de la historiadora Bethany Aram, que aparece en el documental de la RTV: es un anacronismo aplicar términos actuales como la esquizofrenia para alguien que vivió de finales del siglo XV hasta mediados del siglo XVI. Por otra parte, el mismo Pfandl admite que no hay muchos informes sobre la enfermedad de Juana, y lo que conocemos proviene siempre de terceras partes, de cuya objetividad –pienso que es sensato poner una parte de duda hasta lo más objetivo que se puede plantear de cualquier tema– podemos desconfiar.
¿Estabas loca, Juana? Quizá a algunos les convenga que no, para limpiar el linaje real de los Habsburgo, y a otro que sí, para justificar tu encierro de más de cuarenta años; pero yo que sólo tengo mis dudas, a diferencia de Pfandl con su narración sencilla que llega a cautivar y convencer al lector con todo y citas de autoridad, te exonero de la locura.
Juana la loca
Ludwig Pfandl
Espasa Calpe
Páginas: 206
Ubicación en biblioteca : Sala D | Nivel 2 | Estante 3
[1]Con
respecto a este punto hay una nota aclaratoria de Pfandl, que ilustra
muy acertadamente la práctica real: “Carlos V era primo hermano de Juan
III, hermano de su esposa, marido de su hermana y suegro de su hija”
(141).

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