sábado, 8 de marzo de 2014

Por qué las mujeres no estamos en la cima profesional

Por qué las mujeres no estamos en la cima profesional

Por:  07 de marzo de 2014
Womanbussines
“Las mujeres no están alcanzando la cima de sus profesiones en ningún lugar del mundo”, según Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook. Sandberg está considerada como una estrella en el mundo de los negocios y ha decidido usar su influencia para luchar por los derechos laborales de la mujer, sobre todo de aquellos que deben ser respetados cuando deciden ser madres. Y con este propósito ha publicado el libro, Lean In (y ha creado todo un movimiento), el cual pretende aportar soluciones para que las mujeres asumamos puestos de mayor responsabilidad. No olvidemos que hoy por hoy las diferencias en las carreras profesionales entre hombres y mujeres son demasiado evidentes, y cuánto más alta sea la responsabilidad de un cargo menor es la probabilidad de que sea ocupado por una mujer. Para atajar este problema, se creó laLey de Igualdad en marzo de 2007, por la cual las empresas cotizadas tenían 8 años desde entonces para equilibrar la presencia femenina en los Consejos de Administración. Sin embargo, han pasado 7 años y en la actualidad las empresas del IBEX35 cuentan con un promedio de solo un 16.6% de mujeres en sus consejos. Desgraciadamente, estamos todavía muy lejos del 40% que la Unión Europea se marcó para el 2015.
¿Cómo se puede remediar? En un artículo anterior, mencionábamos nuestras propias dificultades a la hora de negociar salario, hacer networking o “saber vendernos” dentro de una empresa. Sheryl Sandberg recoge algunas de estas conclusiones, propone iniciativas a nivel organizativo y, sobre todo, pone énfasis en el cambio de actitudes que necesitamos tener las mujeres. Vamos a recordarlas y añadir otras nuevas que refuerzan dicha idea.
Hombres y mujeres, ¿iguales ante un aumento de salario? La respuesta es no. La directora de Operaciones de Facebook sugiere que cuando nos enfrentemos a una petición de aumento salarial debemos tener claro dos objetivos: qué queremos conseguir y cómo lo vamos a lograr. Todo ello se deriva de una investigación realizada por Linda Babcock y Hannah Riley Bowles, profesoras de la Universidad Carnegie Mellon de Pensilvania y de Harvard Kennedy School, respectivamente, y que arroja datos realmente desconcertantes. En uno de sus estudios, pidieron a 402 personas que vieran un vídeo en el que una mujer había negociado su salario. Un grupo veía una versión del vídeo en la que la mujer mostraba preocupación por su relación con su jefe y decía frases como “espero que esté bien pedir esto” o “mis relaciones con la gente son muy importantes para mí”. En la otra versión, la mujer negociaba el salario diciendo que tenía otra oferta laboral. Después de ver el vídeo, las personas tuvieron que responder a un cuestionario para detectar sus impresiones. Quienes vieron la primera versión consideraron que esa forma era más apropiada para negociar el salario que la segunda, algo que no pasaba si lo hacía un hombre. Además encontraron que para una mujer es más efectivo negociar un salario si nombra a un tercero, por ejemplo si dicen que su supervisor ha sido quien se lo ha sugerido, porque así la responsabilidad ya no recae sobre ella. Y no sólo eso, en la investigación se comprobó cómo los hombres preferían trabajar con mujeres que no habían intentado negociar una subida en el sueldo. Así pues, cuando una mujer muestra actitudes asertivas en la negociación salarial se puede ver penalizada tanto por hombres como por mujeres.
En otro estudio, se pidió a 119 personas que eligieran a quiénes contratarían entre un grupo de aspirantes muy cualificados. Los aspirantes eran hombres y mujeres, algunos de ellos pidieron un aumento de sueldo, mientras otros aceptaron el que se ofrecía. El hecho de querer negociar el salario fue castigado tanto en hombres como en mujeres, teniendo menos probabilidad de ser contratados. Sin embargo, la cifra de mujeres penalizadas fue más del doble que la de hombres.
Las mujeres tendemos a subestimar nuestras capacidades según dicha investigación. Tanto es así, que al preguntar a personas que acababan de finalizar la carrera si al recibir una oferta de trabajo habían aceptado el sueldo que se ofrecía, encontraron que el 51% de varones pidió más dinero frente a un 12,5 % de mujeres. Pero lo curioso es que las mujeres candidatas a un empleo se atrevieron menos a negociar cuando sabían que lidiarían con un hombre, pero no tenían tanto problema en hacerlo si se trataba de una mujer.
La lupa con la que se mira a las mujeres es mucho más exigente y dura: Así lo demuestra un estudio de Frank Flynn, profesor de Stanford Graduate Business School, que decidió repartir entre sus alumnos un famoso caso de Harvard Business School sobre Heidi Rozen, una emprendedora de Silicon Valley que usa sus contactos para llegar a ser una inversora de capital de riesgo exitosa. Flynn dio a la mitad de la clase el caso original, mientras que la otra mitad recibió el mismo caso pero con el nombre de Howard. Después pidió a los alumnos sus impresiones sobre uno y el otro y lo que encontró fue que eran mucho más duros con ella. Heidi era considerada más egoísta, interesada y no querrían trabajar con ella. Sencillamente, su personalidad no les gustaba. Así le ocurre a Hillary Clinton, quien fue criticada en la revista Newsweek como alguien “que calcula casi todo, incluso su acento y su risa”. Cuando se mostró mucho más natural e incluso se emocionó en público, se desencadenó un debate sobre si sus lágrimas eran de verdad.
En definitiva, necesitamos políticas de conciliación y de diversidad en las organizaciones, pero una vez más, no olvidemos que cualquier cambio comienza por nosotras mismas tanto en el desarrollo de nuestra asertividad y por la propia valoración que hacemos a otras mujeres que alcanzan el éxito. Si comenzamos a cambiar, quizá seamos capaces de lograr mejores resultados y mayor satisfacción personal.

Referencias
Bowles, H.R. y Babcock, L. "Are Outside Offers an Answer to the Compensation Negotiation Dilemma for Women?"Academy of Management Proceedings, 2009.
Bowles, H.R., Babcock, L., y McGuinn,K.L. "Constraints and Triggers: Situational Mechanics of Gender in Negotiation." Journal of Personality and Social Psychology, 2005.
Karl Rove, “How To Beat Hillary (Next) November,” Newsweek ,  2007.
Sheryl Sandberg en TED: ¿Por qué tenemos tan pocas dirigentes mujeres?, 2010
Tempest, N. y McGuinn, K,L., Caso de estudio de Heidi Roizen, Harvard Business Review, 2000

Imagen: Jose Castillo

viernes, 7 de marzo de 2014

TVE y servicio público: ¿De qué estamos hablando?

TVE y servicio público: ¿De qué estamos hablando?

El pasado martes 25 de febrero TVE emitió, como todas las tardes desde el pasado mes de agosto, el más polémico de los programas de su parrillaEntre Todos. Un programa que la propia web de RTVE define, propagandísticamente, como de “servicio público”, entrevista a personas que se encuentran en situaciones extremas de necesidad, cuando no de exclusión social, para que cuenten en directo su drama personal. Una presentadora con un discutible sentido de la ética y la estética periodística, hurga en su desgracia mientras canaliza las llamadas de ayuda de los tele-espectadores. En un país donde el “Estado del bienestar” está siendo desmantelado a marchas forzadas, y donde se hacen retroceder los derechos sociales y las libertades civiles, no puede negarse cierta coherencia a eso desustituir servicio público por caridad. Si quitas algo, lo mejor es que pongas otra cosa, aunque sean migajas. Esta es la ideología que nos traen los que abominan de la ideología, y nos la traen desde la radio y la televisión públicas.
En el último programa de Entre todos, la presentadora Toñi Moreno traspasó la línea roja al alentar a una presunta víctima de la violencia de género a que volviese con el que definió como el “hombre de su vida” y la reprendió afirmando que “quien no denuncia los malos tratos, debe callar para siempre”. Pero es que esa misma semana, en otro magazine llamado La Mañana de la 1, su conductora, Mariló Montero, organizó una mesa de debate sobre un curso que se iba a celebrar en Barcelona el 22 de febrero bajo el título “Ser puta no es fácil”. En dicho debate la directora del curso defendió el interés que en tiempos de crisis puede tener para las mujeres aprender las “claves del oficio” y la presentadora se negó a que, lo que muchos podríamos entender como “apología de la prostitución”, pudiera ser discutido y contrarrestado por el punto de vista de otra de las invitadas, la abogada y feminista Lidia Falcón, al suspender de manera inesperada el debate.
entre todos
¿Lo sucedido en estos dos programas de la TVE traspasa los límites establecidos por la legislación vigente? ¿Cuál es el concepto de “servicio público”que en materia audiovisual establece la legislación nacional y europea? ¿Se adecúa nuestra televisión pública a dicho concepto?
En la primera de las legislaturas del gobierno Zapatero se dieron importantes pasos en el afianzamiento de esta idea de “servicio público”. Así, la Ley 17/2006, de 5 de junio, de la radio y la televisión de titularidad estatalque se elaboró a partir de las recomendaciones contenidas en un Informe de un Comité de sabios nombrados al efecto, encomendó el servicio público audiovisual a la Corporación RTVE.
Por lo que tiene que ver con la programación de contenidos esta ley exige que los medios de titularidad estatal garanticen el derecho de la sociedad a recibir una información veraz y de interés público, faciliten su acceso a la cultura y promuevan la cohesión social, además de promover el pluralismo, la participación y los demás valores constitucionales, garantizando el acceso de los grupos sociales y políticos significativos. La programación de la televisión estatal, en consecuencia, debe confeccionarse sobre la base de estándares de calidad en todos los aspectos mencionados y fomentar la participación democrática de la sociedad a través de la difusión de contenidos que promuevan la educación cívica necesaria para ello. ¿Creen ustedes que Entre Todos o Las mañanas de la 1 se rigen por tales premisas? Es evidente que no, pues no es sólo que en su diseño y puesta en escena estos programas no trasmitan a quien los ve los principios básicos de convivencia de los que nos hemos dotado –plasmados, por ejemplo, en la Ley contra la violencia de género-, sino que precisamente y, al menos en los programas señalados, parecen más bien incitar a su vulneración.
Pero es que la idea de “servicio público” no extiende sus tentáculos sólo a la programación de contenidos de los medios estatales sino que también llega a su estructura interna, dirección y funcionamiento, que han de ser escrupulosamente respetuosos con el principio pluralistaEste pluralismo debe garantizarse, en primer lugar, a través de la independencia y la neutralidad del Presidente y del Consejo de Administración de la radio y la televisión públicas¿Cómo si no distraer a los dirigentes políticos de la suculenta tentación de convertir a los medios públicos en su principal plataforma mediática? Con dicho fin, la Ley del 2006 exigía para la elección de ambos órganos un sistema reforzado de mayorías parlamentarias, asegurándose con ello la necesidad de que los distintos partidos políticos tuvieran que discutir, pactar y consensuar la elección de la cúpula de RTVE y que ésta estuviera, en consecuencia, lo menos politizada posible. Pues bien, al Gobierno de Rajoy “no le tembló el pulso” –parafraseando al propio Presidente- a la hora de reformar este sistema de elección a golpe de decreto-ley a los pocos meses de obtener la mayoría absoluta en las urnas. Con la manifiesta oposición de los profesionales del medio, el Gobierno del PP se inventó un sistema que le permitiría nombrar al Presidente y al Consejo de Administración de RTVE en solitario, bastando para ello con la mayoría absoluta en el Parlamento.
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En segundo lugar, laindependencia e imparcialidad de la radio y la televisión públicas no sólo pasa por la elección democrática de sus directores y gestores, sino también, por la existencia de unórgano de supervisión independienteencargado de realizar una evaluación del cumplimiento de las exigencias de servicio público. Dicho órgano no es otro que el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales cuya existencia se previó en la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual. En desacuerdo con este control, el siguiente paso del Gobierno Popular en materia audiovisual fue anular su creación y auto-atribuirse sus funciones, repartiéndolas entre la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia –órgano en esencia contrario a cualquier concepto de lo “público”-, y el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Convirtiendo con ello a España en una excepción en el ámbito de la Unión Europea, por carecer de una autoridad reguladora del audiovisual de ámbito estatal que opere con criterios de independencia respecto del Parlamento y del Gobierno.
En un momento como el actual en que los grandes medios de comunicación privados de este país sufren una irreversible desafección por parte de la ciudadanía, como consecuencia, entre otras cosas, de haberse entregado a los brazos de sus acreedores, guiándose por las fuerzas del mercado y la rentabilidad medida en índices de audiencia, la función de servicio público de la radio y la televisión estatales es más necesaria que nunca. Por ello, es preciso que su dirección y gestión esté despolitizada, pero también que lo esté su edición. Y que la información que en ellos se ofrezca se elabore con criterios de estricta profesionalidad y diligencia periodística. Para conseguirlo, la Ley de 2006 creó elConsejo de Informativos, órgano de representación profesional elegido por los propios profesionales de la información que tiene como función garantizar el control interno y la independencia, tanto editorial como profesional, de los programas informativos de la RTVE. Sin embargo, también en este campo el actual Gobierno Popular suspende con muy deficiente. Los propios profesionales de la RTVE, desde su Consejo de Informativos, han venido denunciando en los últimos tiempos la parcialidad de sus telediarios, y han manifestado en varias ocasiones suinsatisfacción con los contenidos y con el tratamiento de las noticias por su politización y falta de rigor informativo.
Y ante tanto desprecio por el “servicio público” comunicativo, ¿cómo reacciona la audiencia? En el periodo comprendido entre 2006 –año en que se aprobó la Ley de la radio y la televisión de titularidad estatal- y 2011, año de la mayoría absoluta del PP, RTVE había conseguido recuperar audiencias, liderándolas incluso durante largos periodos en los programas informativos, que recibieron importantes reconocimientos internacionales por su calidad e independencia político-institucional. Índices que vienen experimentando un descalabro sin precedentes desde que la actual cúpula de RTVE con González-Echenique al frente, apartara a Fran Llorente de la Dirección de Informativos, a finales de junio de 2012, y lo sustituyera por Julio Somoano, procedente de Telemadrid.
La conclusión es clara, la ciudadanía es mucho más “ciudadana” de lo que les gustaría a nuestros dirigentes, pues es la primera que manifiesta, cambiando de canal, que cuando hablamos del derecho a la información y del servicio público comunicativo lo que está en juego no es algo banal sino la propia calidad democrática de este país.
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martes, 4 de marzo de 2014

Pardo Bazán ao castelán da obra de John Stuart Mill.

O vindeiro día 8 de marzo celebramos o “Día Internacional da Muller”.

A Casa-Museo pon en marcha unha serie de actividades o día 6 e 7 de marzo coa finalidade de dignificar o traballo desenvolvido por tantas e tantas mulleres ao longo da historia.

A autora herculina a través da súa literatura, a través do seu xornalismo e a través da súa propia vida dignifica a súa presenza e a súa opinión ao mesmo nivel que calquera home, nunha etapa histórica na que as mulleres vivían submisas respecto dos ditames emitidos por eles.

Unha lectura moi recomendable é “La esclavitud femenina”; tradución feita por Pardo Bazán ao castelán da obra do filósofo inglés John Stuart Mill. Obra recompilada na Biblioteca de la Mujer.

Podedes desfrutar da súa lectura na seguinte ligazón.

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-esclavitud-femenina--0/html/

M.G.P.

NO A LA VIOLENCIA

Los deseos de Galeano para el 2011

Los deseos de Galeano para el 2011

Archivado en: Filosofía,General — Montse
Gracias a mi amiga Yolajb y a las oportunidades que ofrecen las TiCs, han llegado a mis manos los deseos del genial Eduardo Galeano para este nuevo 2011. Me han gustado tanto que los he traído hasta aquí para compartirlos con vosotros y vosotras:
Ojalá seamos dignos de la desesperada esperanza.
Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano.
Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.
Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados.
Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.
Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.
(Eduardo Galeano)

Ética, Política y Dignidad

Ética, Política y Dignidad

Max Weber en su célebre ensayo de 1919 La política como vocación, distingue entre la “ética de la convicción” o “ética de los principios” (Ética) y la “ética de la responsabilidad” o “ética de las consecuencias” (Política). La primera es la ética de los deberes absolutos y de los principios inflexibles, difíciles de adoptar por un hombre (o mujer) de acción dar cuenta de sus decisiones.
El dilema que Weber plantea es grave, da a entender que la actividad política se hace incompatible con la ética. Parece, según Weber, que si queremos obrar conforme a principios éticos hemos de abstenernos de participar en políticaParece que al político no le queda otro remedio que optar por ser fiel a sus convicciones éticas o dejarlas de lado y atender a las responsabilidades políticas que no siempre serán compatibles con sus principios éticos.  La radical oposición que se establece entre principios (Ética) y consecuencias (Política) suele resolverse renunciando a la acción política que, desprestigiada como “pragmatismo más o menos cínico”, deja las decisiones en manos de otros, que estén dispuestos a “MANCHARSE  LAS  MANOS”.
No obstante, la disertación de Weber no acaba en ese divorcio total entre la Ética y la Política que ya propuso en su día Maquiavelo. Weber acaba elogiando al político “maduro”, el que abdica de la política cuando el conste que ésta le pide es excesivo para sus convicciones éticas. El “político maduro” es el político para quien la última palabra la tiene la Ética y no la Política. Es, con palabras de Weber, “el que siente realmente y con toda su alma esta responsabilidad por las consecuencias y actúa conforme a una ética de la responsabilidad, y que al llegar a un cierto momento dice ‘no puedo hacer otra cosa, aquí me detengo’. Esto sí es algo auténticamente humano y esto sí cala hondo. Esta situación puede, en efecto, presentársenos en cualquier momento a cualquiera de nosotros que no esté muerto interiormente. Desde este punto de vista, la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción no son términos absolutamente opuestos, sino elementos complementarios que han de concurrir para formar al hombre auténtico. Al hombre que PUEDE tener ‘vocación política’ “.
Parece claro que tiene que haber cierta distancia entre la Ética y la Política pero no pueden estar totalmente separadas como pretendía Maquiavelo y pretenden hoy muchos de nuestros políticos cuando pasan de la oposición al gobierno. Es cierto que el político debe guiarse por la ética de la responsabilidad, es decir, debe tener en cuenta las consecuencias de las acciones. No podemos olvidar que al político no le está permitido proclamar el “hágase justicia y que se hunda el mundo” porque el político ha de responsabilizarse de la salvación del mundo por miserable que el mundo sea. Pero, señoras y señores políticos, existe un límite en el que deben ser los principios éticos (si de verdad se tienen) los que nos obliguen a plantarnos y decir:  ¡Hasta aquí he llegado, pero de aquí ya no puedo pasar!
En mi modesta opinión, no todo vale, ni en política ni en otros muchos ámbitos de la vida. Por encima de los intereses económicos y del rédito electoral están ciertos valores que, como su nombre indica, tienen valor pero no precio. Sin Ética la Política se deshumaniza y nos convierte en depredadores, ¿es lo que queremos?
Un saludo, Montse.
PD: Si te interesa el tema de la relación entre Ética y Política pincha aquí.

domingo, 2 de marzo de 2014

PIERRE BOURDIEU – EXISTIR PARA LA MIRADA MASCULINA: LA MUJER EJECUTIVA, SECRETARIA Y SU FALDA

PIERRE BOURDIEU – EXISTIR PARA LA MIRADA MASCULINA: LA MUJER EJECUTIVA, SECRETARIA Y SU FALDA

Si bien nos congratularnos de los innegables avances de la condición femenina en los últimos 50 años, y militamos por la paridad en política y por el reparto de las tareas domésticas, seguimos determinadas por una visión masculina del mundo que establece la diferencia entre los sexos. Justamente es esa dominación masculina, a la que la historia ha querido conferir un carácter natural, un arbitraje cultural y una construcción sociológica, la que la familia, el Estado y la escuela se empeñan hoy en reproducir. Le hemos pedido al sociólogo Pierre Bourdieu (La dominación mascuina. Anagrama, 1999) declinar e ilustrar su teoría a partir de algunos personajes (la directora ejecutiva, la secretaria, la enfermera), y del análisis de un objeto emblemático: la falda.
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A menudo se dice que una mujer que obtiene un cargo de importancia tiene que ofrecer mayores pruebas de excelencia que un hombre, como si debiera compensar con mil cualidades algún defecto.
En efecto, las mujeres que acceden a cargos de poder son “sobre-seleccionadas”, se le piden más distinciones profesionales a una mujer que a un hombre para un cargo de dirección ejecutiva. También se les da mayores prestaciones sociales al inicio para no tener que acumular las desventajas. Así, casi necesariamente, ellas están más calificadas que los hombres que ocupan puestos similares, y su origen es más burgués. Lo mismo sucede con los ministros. Esto no deja además de plantear problemas en el debate sobre la paridad en política, pues se corre el riesgo de remplazar a hombres burgueses por mujeres todavía más burguesas. No se hace lo necesario para que esto cambie realmente: por ejemplo, un trabajo sistemático, sobre todo en las escuelas, para dotar a las mujeres de instrumentos de acceso a la palabra pública, a los puestos de mando. Sin ello, tendremos los mismos dirigentes políticos con sólo una diferencia de género.

Para hablar de la mujer ejecutiva, ¿cuáles son las estrategias, a menudo inconscientes, que se utilizan para negarle legitimidad a su ejercicio del poder?
Se trata de mil pequeños detalles, basados todos en el postulado de que una mujer en el poder, una mujer que da órdenes, no es algo evidente, no es algo “natural”. En la definición de una profesión hay también todo aquello ligado a la persona que la ejerce. Si está hecha para un hombre con bigotes y llega a ejercerla una jovencita con minifalda, pues ¡no está bien! Siempre faltará el bigote, la voz grave y sonora que conviene a una persona con autoridad: “¡Hable más fuerte, no se le oye!”, ¿qué mujer no ha padecido esta exclamación en una reunión de trabajo? La definición tácita de la mayoría de los puestos de dirección supone una forma de levantar la cabeza, de modular la voz, seguridad, desenfado, el “hablar para no decir nada”, y si ella habla con más intensidad de la cuenta, con seriedad o ansiedad, pues eso resulta inquietante. Sin analizarlo siempre, las mujeres resienten todo esto, a menudo en sus cuerpos, como una forma de estrés, tensión, sufrimiento, depresión…
Y obviamente una mujer con fuertes responsabilidades profesionales deberá sacrificar alguna otra cosa…
Cierto feminismo ha concentrado sus críticas en el espacio doméstico, como si el hecho de que un marido lave los trastes bastara para suprimir la dominación masculina. Muchos fenómenos sólo se comprenden si ponemos en relación lo que sucede en el espacio doméstico y lo que se da en el espacio público. Se dice que las mujeres cumplen con dos jornadas de trabajo. Esa es la manera sencilla de explicar el problema. En realidad se trata de algo más complicado. En el estado actual de las cosas, la mayoría de las conquistas femeninas en el espacio doméstico deben pagarse con sacrificios en el espacio público, en la profesión, en el trabajo, y al revés. Si hacemos economía del análisis de esta articulación entre los dos espacios, nos condenamos a sólo tener reivindicaciones parciales, las cuales pueden conducir a medidas en apariencia revolucionarias y que en realidad son conservadoras. Todos los movimientos de dominados –la descolonización, los movimientos sociales– a menudo han obtenido así beneficios, pero con efectos perversos.
Al otro extremo de la mujer ejecutiva, que ejerce un “oficio de hombre”, hablemos de la enfermera. ¿Por qué y cómo se trata de un “oficio de mujer”?
Su pregunta me remite a la reflexión, espléndidamente tautológica, de una adolescente a la que una vez yo interrogaba: “¡Hoy en día no hay muchas mujeres que hagan oficios de hombres!” Los oficios de mujer se ajustan, por definición, a la idea que se tiene de ella, son los menos “oficios” de todos los oficios. Y es que los oficios verdaderos son oficios de hombre. Un oficio de mujer es un oficio femenino, es decir, subordinado, a menudo mal remunerado; y es finalmente una actividad donde supuestamente debe la mujer expresar sus disposiciones “naturales” o consideradas tales.
En estadísticas que en Estados Unidos clasificaban las profesiones de acuerdo con el grado de feminización, la de enfermera ocupaba un primer lugar de la lista (la enfermera de niños estaría todavía más arriba). En efecto, ella satisface todos los requisitos: los cuidados, la atención, la entrega, la abnegación, etcétera. Es el oficio de mujer por excelencia. Sobre todo porque se ejerce en un medio extremadamente masculino. Los hospitales, sobre todo en Francia, están todavía dominados por una visión militar del mundo, un mundo muy jerarquizado… La visita del “patrón” es un ritual en el que se despliega esta jerarquía. Exactamente como un general que revisa sus tropas. El patrón es este personaje central, total, rodeado de mujeres, como conviene a las leyes de la distinción social.
¿Es lo mismo ser femenina para una mujer ejecutiva que para una secretaria?
No, para nada. Los límites están ligados a la función. La directora ejecutiva debe ser mucho menos femenina que la secretaria, o más bien, debe serlo de manera muy distinta. Femenina, pero no demasiado, debe afirmar su autoridad conservando su feminidad, sometiéndose por ejemplo a las obligaciones de vestimenta a las que también los hombres se someten (cortes rígidos, colores sobrios), pero con una ligera sospecha de los detalles femeninos (la falda, el maquillaje tenue, la joya discreta, etcétera). Y como la sumisión se inscribe de modo muy profundo en el rol femenino, particularmente en lo sexual, la sumisión profesional que se le exige a la secretaria no plantea ningún problema. A menudo ésta se acompaña incluso de una sumisión inconsciente más completa, de la espera de una relación casi amorosa (o maternal).
¿Pierre Bourdieu, para qué sirve la falda?
Es difícil comportarse correctamente cuando se lleva una falda. Si usted es un hombre, imagínese en una falda, más bien corta, y trate de ponerse en cuclillas, de levantar un objeto del piso, sin moverse de la silla y sin abrir las piernas… La falda es un corsé invisible que impone en los modales una atención y una retención, una manera de sentarse, de caminar. Tiene finalmente la misma función que la sotana. Llevar una sotana es algo que realmente transforma la vida, y no sólo porque uno se vuelve cura a los ojos de los demás. Se te recuerda constantemente tu estatus con ese trozo de tela que interfiere entre tus piernas, y que para colmo es una interferencia de tipo femenino. ¡No puedes correr! Todavía veo a los curas de mi infancia levantándose las faldas para jugar a la pelota vasca.
La falda es una suerte de recordatorio. La mayoría de los dictados culturales sirven para recordar el sistema de oposición (masculino/femenino, derecha/izquierda, alto/bajo, duro/blando..) en que se funda el orden social. Oposiciones arbitrarias que terminan por prescindir de justificativos y que se registran como diferencias de naturaleza. Por ejemplo, en el “Coge el cuchillo con la mano derecha” se transmite toda una moral de la virilidad, y en esa oposición entre la derecha y la izquierda, la derecha es “naturalmente” el lado de la virtus como virtud del hombre (vir).
¿La falda es también un taparrabo?
Sí, pero eso es secundario. El control es mucho más profundo y más sutil. La falda muestra más que un pantalón, y es difícil de llevar justamente por lo que puede llegar a mostrar. He ahí toda la contradicción de la expectativa social respecto de las mujeres: deben ser seductoras y moderadas, visibles e invisibles (o en otro registro, eficaces y discretas). Hemos hablado mucho de este tema, de los juegos de seducción, del erotismo, de toda la ambigüedad de lo exhibido y lo oculto. La falda encarna muy bien todo eso. Un short es algo mucho más sencillo: oculta lo que oculta y muestra lo que muestra. La falda corre siempre el riesgo de mostrar más de lo que muestra. ¡Hubo una época en que bastaba vislumbrar un tobillo!…
Usted menciona a una mujer que dice: “Mi madre jamás me dijo que no abriera las piernas”; y sin embargo, ya ella sabía que “para una joven” no era conveniente hacerlo. ¿De qué manera se reproducen las disposiciones corporales?
Las conminaciones en materia de buena conducta son particularmente poderosas porque se dirigen en primer lugar al cuerpo sin pasar necesariamente por el lenguaje o por la conciencia. Las mujeres saben sin saberlo que al adoptar tal o cual comportamiento, tal o cual vestimenta, se exponen a ser percibidas de tal o cual manera. Hoy, el gran problema de las relaciones entre los sexos es que existen contrasentidos, en particular de parte de los hombres, sobre lo que significa la vestimenta femenina.
Muchos de los estudios consagrados a asuntos de violación han mostrado que los hombres ven como provocaciones actitudes que de hecho están conformes a una moda en la vestimenta. Muy a menudo las mujeres mismas condenan a las mujeres violadas con el pretexto de que ellas “se lo buscaron”. Añádase a eso la parte judicial, la mirada de los policías, y luego la de los jueces, muy a menudo hombres… Se entiende que las mujeres vacilen en levantar una demanda por violación o por acoso sexual…
¿Ser mujer es entonces ser percibida? ¿La mirada masculina hace a la mujer?
Todo el mundo se somete a miradas, pero esto con mayor o menor intensidad según las posiciones sociales y sobre todo según los sexos. En efecto, una mujer está más expuesta a existir a través de la mirada ajena. Por eso la crisis de adolescencia, que tiene que ver justamente con la imagen de sí que se brinda a los demás, es a menudo más aguda en las jóvenes. Lo que se describe como coquetería femenina (¡el adjetivo está de más!), es la manera de comportarse cuando se está siempre en peligro de ser percibido.
Pienso en el trabajo notable de una feminista estadunidense a propósito de los cambios en la relación con el cuerpo que produce la práctica deportiva y en particular la gimnasia. Las deportistas se descubren otro cuerpo, un cuerpo para estar bien, para moverse, y no ya para la mirada de los demás, y en particular la de los hombres. Pero en la medida en que se liberan de la mirada, se exponen a ser vistas como masculinas. Es el caso también de mujeres intelectuales a las que se reprocha no ser lo suficientemente femeninas. El movimiento feminista ha transformado un poco esta situación al reivindicar el look natural, que como el black is beautiful, consiste en poner de cabeza la imagen dominante. Esto se percibe por supuesto como una agresión y suscita sarcasmos del tipo “las feministas son feas, todas son gordas”…
Habrá que pensar que en aspectos tan esenciales como la relación de las mujeres con sus cuerpos, el movimiento feminista no ha triunfado…
Porque no ha llevado el análisis lo suficientemente lejos. No ha medido bien el ascetismo y las disciplinas que impone a las mujeres esta visión masculina del mundo por la cual navegamos todos y a la que no cuestionan lo suficiente los señalamientos generales al “patriarcado”. En La distinción mostré que las mujeres de la pequeña burguesía , sobre todo cuando pertenecen a las profesiones de “representación”, invierten mucho tiempo y dinero en cuidados corporales. Estos estudios muestran que las mujeres están, por lo general, muy poco satisfechas con sus cuerpos. Cuando se les pregunta qué partes les gustan menos, son siempre aquellas que les parecen demasiado “grandes” o demasiado “gordas”; los hombres, por el contrario, se muestran insatisfechos con las partes de su cuerpo que consideran demasiado “pequeñas”. Y es que todo mundo da por sentado que lo masculino es grande y lo femenino pequeño y delicado. Si a esto añadimos los cánones, cada vez más estrictos, de la moda y de las dietas, comprenderemos entonces cómo el espejo y la báscula han substituido, para las mujeres, al altar y al reclinatorio.
Tomado de la revista francesa Télérama. Julio-agosto, 1998. 
Traducción por Carlos Bonfil.

Ella es.

Marga Canalejo     Ella es, ante todo y sobre todo una profesional, y sabe....que los globos son, sólo eso, Globos. Blufh$$$$ que, o bien ...

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