miércoles, 22 de noviembre de 2017

CARTA DE UNA ZORRA,

CARTA DE UNA ZORRA,
dirigida al juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, y motivada porque este juez ha dictado una sentencia en la que afirma: «Que llamar zorra a una mujer no es delito, ni falta, ni nada, porque quien usa ese adjetivo en realidad lo que quiere decir es que dicha mujer es astuta y sagaz». En base a ello, he aquí el escrito que le ha remitido una ciudadana:
"Estimado juez Del Olmo:
El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle amparo judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía abuela Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle los hechos:
Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora nos hemos cruzado en el garaje con un sujeto bastante cafre que goza de una merecida impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por la última sentencia de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad de la palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la riqueza semántica de nuestra querida lengua española, mi querida tía abuela, mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial "que te den, cabrito".
Se ha puesto como una energúmeno, oiga. De poco me ha servido explicarle que la buena de mi tía abuela lo decía en el sentido de alabar sus grandes dotes como trepador de riscos, y que en estas épocas de recortes a espuertas, desear a alguien que le den algo es la expresión de un deseo de buena voluntad.
El sujeto, entre espumarajos, nos ha soltado unos cuantos vocablos, que no sé si eran insultos o piropos porque no ha especificado a cuál de sus múltiples acepciones se refería, y ha enfilado hacia la comisaría más cercana haciendo oídos sordos a mis razonamientos, que no son otros que los suyos de usted, y a los de mi tía abuela, que le despedía señalando hacia arriba con el dedo corazón de su mano derecha con la evidente intención de saber hacia dónde soplaba el viento.
Como tengo la esperanza de que la denuncia que sin duda está intentando colocar esa hiena -en el sentido de que es un hombre de sonrisa fácil- llegue en algún momento a sus manos, le ruego, por favor, que intente mediar en este asunto explicándole al asno -expresado con la intención de destacar que es hombre tozudo, a la par que trabajador- de mi vecino lo de que las palabras no siempre significan lo que significan, y le muestre de primera mano esa magnífica sentencia suya en la que determina que llamar zorra a una mujer es asumible siempre y cuando se diga en su acepción de mujer astuta.
Sé que es usted un porcino -dicho con el ánimo de remarcar que todo en su señoría son recursos aprovechables- y que como tal, pondrá todo lo que esté de su mano para que mi vecino y otros carroñeros como él -dicho en el sentido de que son personas que se comen los filetes una vez muerta la vaca - entren por el aro y comprendan que basta un poco de buena voluntad, como la de mi tía abuela Felicitas, para transformar las agrias discusiones a gritos en educados intercambios de descripciones, tal y como determina usted en su sentencia, convirtiendo así el mundo en un lugar mucho más agradable.
Sin más, y agradeciéndole de antemano su atención, se despide atentamente, una víbora (evidentemente, en el sentido de ponerme a sus pies), enviándole mis más respetuosos saludos a las zorras de su esposa y su madre"

sábado, 18 de noviembre de 2017

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KEYNES EL CABALLO DE TROYA DE OCCIDENTE

Los ´fedeos´ contra los fabianos

Economía

Los ´fedeos´ contra los fabianos

Los economistas del grupo de Los Cien, de orientación liberal, y un nuevo colectivo de intelectuales socialdemócratas avivan el debate sobre las estrategias anticrisis



El análisis de la actual crisis económica y de las posibles soluciones para salir de ella ha provocado la aparición de corrientes de opinión tan distintas que chocan entre ellas. Es el caso de los economistas del conocido como grupo de Los Cien y el de los Fabianos Hoy, que hacen planteamientos totalmente divergentes. Son movimientos que se denominan a sí mismos analistas independientes, aunque tengan convicciones políticas, y que saltan de los ajustes a las medidas de apoyo al crecimiento para salir de la crisis

M. M. / J. C.| A CORUÑA La profunda crisis económica ha agudizado el debate entre las diferentes corrientes de pensamiento y de análisis. Nada distinto de lo que ocurrió en otros periodos críticos. Hay diferentes estrategias para la salida de la crisis y hay también distintas aproximaciones a los problemas. Los economistas han fortalecido el debate. La primera gran iniciativa surgió con el llamado Manifiesto de los cien (mayo de 2009), promovido por un centenar de economistas de diversas universidades, con proyección internacional, y vinculados a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). El Manifiesto de los cien lideró el debate sobre la necesidad de una reforma laboral en España. Pero en su blog Nada es gratis el colectivo aborda otros desafíos.

Luego han salido otros grupos de pensamiento. Está el Colectivo Cívico de Opinión, Economistas frente a la crisis y Fabianos Hoy. Este último es el que se ha planteado de forma más nítida como una alternativa antagónica al de los economistas integrados Fedea.

Las posiciones son divergentes. Los analistas de esta fundación se alinean en lo que se ha denominado como la corriente mainstream, la tendencia dominante o escuela de pensamiento "establecida". Para los fabianos, Los Cien son liberales o neoliberales. Pero los economistas de Fedea niegan esa etiqueta como definición del colectivo. "Muchos no nos sentimos así", aseguran. Los llamados fabianos sí se definen políticamente: se adscriben en la corriente socialdemócrata y en la opción keynesiana.

Precisamente, Los Cien se distinguen de los fabianos porque reniegan de cualquier identificación partidista o doctrina política y, si fueron críticos con el Gobierno de Zapatero (PSOE), también lo están siendo con el de Rajoy (PP): tres de sus cualificados integrantes -Luis Garicano, de la London School of Economics, Jesús Fernández-Villaverde, de la Universidad de Pennsylvania, y Tano Santos, de la Universidad de Chicago- pidieron hace un mes un nuevo Gobierno para España -de concentración- cuando el actual (PP) apenas lleva seis meses y dispone de muy amplia mayoría absoluta. "La prueba más evidente es que nuestra propuesta de reforma laboral poco tiene que ver con la que se ha hecho", aseguran.

Los fabianos tienen un origen político. Son economistas, abogados e inspectores de Trabajo que formaron equipo en el Ministerio de Trabajo cuando su titular era el economista Luis Martínez Noval (1989-1993). De ese colectivo también forma parte el profesor Jesús Arango, que fue secretario general de Empleo.

Ya en su origen el grupo de Los Cien hizo gala del alto nivel académico, científico e investigador de sus integrantes como respaldo y credibilidad de la fortaleza de sus propuestas reformistas.

Los fabianos, aunque admiten su ideario de centroizquierda, se desvinculan de cualquier dependencia orgánica de partido. El nombre lo toman de la corriente que dio origen al laborismo británico y que aún hoy perdura en Reino Unido con la Sociedad Fabiana, sin alineamiento partidista. Fabianos Hoy asevera que carece de dependencia patronal y que, a diferencia de otros foros y colectivos, incluidos Los Cien, no dispone de financiación empresarial. Los fabianos creen que la posición de Fedea es asimilable a la que sostiene la patronal española CEOE.

Pero Los Cien lo desmienten e ignoran las atribuciones de quienes los identifican con los intereses de bancos, eléctricas y multinacionales que financian a Fedea. "Nosotros investigamos y decimos, en función de los resultados de los estudios, lo que consideramos que sería más beneficioso para la sociedad en su conjunto", afirman estos analistas.

Los miembros de Fedea se autodefinen como un grupo de investigadores especializados en diversos campos de la economía y cuyos resultados hace públicos "sin argumentos políticos, sólo sustentados en las investigaciones realizadas".

El grupo de los fabianos acaba de apoyar el manifiesto difundido por los economistas Paul Krugman y Richard Layard, en el que se plantea una reducción a medio plazo del déficit pero acompañado de estímulos, porque "los recortes presupuestarios no infunden confianza en el mundo de los negocios. Las empresas sólo invierten cuando esperan suficientes clientes y con suficientes ingresos. La austeridad desanima la inversión", señalan.

Pero los economistas integrados en el grupo de Los Cien también discrepan del ajuste como terapia única para resolver la actual crisis económica. "Defendemos la austeridad y otro modelo de gestión en muchos ámbitos, pero no los ajustes drásticos y brutales que se plantean, porque eso afecta al crecimiento y retrasa la salida de la crisis", sentencian.

Los fabianos aseguran que las políticas restrictivas ya fracasaron en los años 30. "Cuando en Estados Unidos se incrementó el gasto entre 1940 y 1942, el PIB creció el 20%". Es decir, que "el problema en la década de 1930 -tras el crack del 29- fue de escasez de demanda y no de oferta". Lo mismo ocurre con el mercado de trabajo, señalan: "Si no hay pedidos, no hay demanda de trabajadores; y sin trabajo, no hay consumo, y se entra en un círculo vicioso que se agrava con los drásticos recortes y la falta de inversión. Y si no se corta este círculo, vamos al suicidio". Defienden que hay que recuperar "la política económica que surge en el XIX". "Muchos se han alejado de ello y del mundo real y estamos pagando las consecuencias", aseguran los defensores de esta corriente de pensamiento.

sábado, 11 de noviembre de 2017

El 6 de noviembre tendrán lugar las presidenciales en Estados Unidos, país en donde desde hace mucho sólo vota el 50% del censo y, justamente porque es un hecho asumido, se suele hablar poco de él. Pero esta vez es distinto. Porque todo indica que la participación electoral de un sector concreto de la población, los latinos, que simpatizan más con Obama que con Romney, podría decidir la suerte de los comicios. Lo dicen muchos diarios, entre ellos el Wall Street Journal, que cuentan además cómo el equipo de campaña del actual presidente está desplegando un esfuerzo extraordinario y muy sofisticado para atraerse a ese colectivo: a través de Internet está rastreando casi uno por uno a los potenciales electores latinos y personalizando al máximo la petición del voto a Obama.
No menos llamativo, porque iniciativas de este tipo son poco habituales, es el documental sobre los motivos que la gente tiene para no votar que ha realizado el cineasta Errol Morris y que ha difundido el New York Times, que también ha publicado un texto de su autor en el que se dice: "Lo que me han contado mis entrevistados, mayoritariamente jóvenes y probablemente votantes, es que sus coetáneos no votan porque ni los demócratas ni los republicanos debaten sobre muchos de los asuntos que a ellos les preocupan: el cambio climático, los derechos civiles, la guerra contra las drogas, la inmigración y la reforma de las cárceles. Y Morris añade: "Mucha gente argumenta que si no votas, pierdes tu derecho de quejarte de los resultados de una elección. Respetuosamente, no estoy de acuerdo: en nuestra sociedad, el derecho a quejarse es mucho más fundamental que el

viernes, 10 de noviembre de 2017

Observaciones sobre la rebelión fiscal

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Introducción
En foros y conversatorios liberales o anarquistas se habla cotidianamente del Estado y de lo perjudicial que representa su influencia para la civilización así como la convivencia pacífica en sociedad, pero en realidad pocos se dedican a analizar la epistemología o el método para lograr la meta de una sociedad libre.
Parafraseando a Ludwig Von Mises “La historia de Occidente, desde la era de las polis griegas hasta la resistencia actual al socialismo, es esencialmente la historia de la lucha por la libertad contra los privilegios de los burócratas”, en esta frase descubrimos algo fundamental, la libertad es un valor que nunca será otorgado, sino que requiere ser conquistado; nuestra imaginación se desborda de guerras civiles o guerra de guerrillas y milicias rebeldes abriendo fuego contra las fuerzas represoras del Estado, pero la realidad es que, la violencia de los oprimidos en respuesta al Estado no se da por cuestiones del azar. La pregunta fundamental del método es ¿Cómo exactamente?, se preguntarán los lectores ¿Cómo se lucha contra el Estado?, la respuesta es a través de la desobediencia civil, sin embargo, cuando se habla de lucha no se habla de uno o varios sucesos o estallidos sociales aislados, se habla de un proceso que por lo general, empieza con una declaración expresa o implícita de rebelión fiscal; la desobediencia civil que no incorpore la rebelión fiscal como elemento primordial constitutivo, estará destinada al fracaso por la sencilla razón de que no tiene sentido luchar contra la bestia si la sigues alimentando y fortaleciendo. Por tanto, la rebelión fiscal es (y debe ser) el elemento principal de la desobediencia civil.
Los Impuestos
Para entender que es una rebelión fiscal es necesario saber ¿Qué son los impuestos? y para ello es menester romper con varios paradigmas inculcados por el adoctrinamiento político. Varios diccionarios y enciclopedias los definen como ‘‘Tributos que se exigen en función de la capacidad económica de los contribuyentes’’. Otros como ‘‘Contribuciones que ha de pagarse al Estado para hacer frente a las necesidades públicas’’, entre otras supuestamente ‘‘neutrales’’ sobre los impuestos. El común recurre con gran frecuencia a estas fuentes, pero debemos tener claro que, estas fuentes ‘‘políticamente correctas’’ no son lo suficientemente convincentes para entender la naturaleza de los impuestos. Definiciones que son aparentemente neutrales pero que en realidad representan una visión parcial ‘‘estatista’’ de los impuestos que cumplen con una función política, usando eufemismos como ‘’tributos’’, ‘‘contribución’’ o como un pago para cubrir ‘‘necesidades públicas’’ dejan entrever una naturaleza ‘‘voluntaria’’ cuando no es así, como veremos a continuación.
¿Por qué los impuestos? Los defensores del Estatismo dirán que los impuestos son pagos voluntarios, que son una necesidad para financiar ‘‘obras públicas’’ pero, ignoran la realidad: los impuestos tienen una naturaleza compulsiva, es decir no voluntaria de allí su nombre (y calificativo) ‘‘impuestos’’ los cuales son entendidos como un robo por corrientes de filosofía política contrarias al Estatismo como el anarquismo y el objetivismo.
El propósito de los impuestos no es altruista ni filantrópico, el Estado no es una organización como las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa como te lo han hecho creer, todo lo contrario, su objetivo es el de enriquecer a una clase parasítica (la burocracia) a costa de otra clase (la productiva), en consecuencia los impuestos representan una violación al principio de no agresión, ya que son pagados bajo la amenaza de violencia y su evasión es castigada con privación de la libertad, daños a la integridad física o la muerte si te resistes a ser capturado. Murray Rothbard argumentaba que los impuestos son un mero y vulgar atraco y que la resistencia a su pago es totalmente legítima: ‘‘Así como nadie está moralmente obligado a responderle a un ladrón cuando pregunta si tenemos pertenencias de valor en nuestras casas, por la misma razón, nadie está obligado moralmente a responderle al Estado cuando nos hace esas preguntas al momento de llenar la planilla de pago del impuesto sobre la renta’’.
Si para ti es moralmente reprochable extorsionar, robar, secuestrar y asesinar, ¿Por qué los funcionarios del Estado están revestidos de una moral superior para ejecutar estos actos? ¿Qué hace que todo cuestionamiento moral desaparezca cuando se trata de los gobernantes? ¿Es que de pronto pensamos que los burócratas son seres angelicales y desprovistos de maldad y ambiciones?. El Estado se convierte en un círculo de contradicciones.
La Rebelión
En virtud de lo antes expuesto, se puede deducir que el Estado opera cual organización delictiva o mafia que para funcionar requiere del robo o la expoliación planificada y sistemática de los súbditos, a través del cobro de ‘‘plazas’’, ‘‘vacunas’’, ‘‘impuestos’’ mal llamado en lenguaje políticamente correcto ‘‘tributos’’ o ‘‘contribuciones’’. Sin la fuente de ingresos de los impuestos el Estado no puede funcionar y sin una rebelión fiscal la desobediencia civil estará destinada al fracaso. Se debe tomar en consideración que la rebelión fiscal es un acto esencialmente pacífico, legítimo, de irreverencia y cuestionamiento moral del Estado, pero desde el momento en que es declarada el Estado se verá en la necesidad de iniciar la violencia para reprimir y censurar al individuo o grupos de individuos involucrados en la resistencia.
Max Weber define al Estado como el monopolio territorial de la violencia pero más precisamente, el inicio de la violencia, la legitimidad de dicha violencia está bajo cuestionamiento. Por ello es que en mayor medida, las luchas de los grupos de individuos oprimidos por la bota estatal desembocan en violencia organizada como respuesta natural a la agresión institucional. Es oportuno recordar que todos los medios violentos que utiliza el Estado: policías, balas, jaulas, instrumentos de tortura para someter a la desobediencia no son gratuitos, son pagados con dinero que viene directamente de tu bolsillo.
Los Insurrectos
La rebelión fiscal no puede ser entendida sin indagar en la naturaleza de los individuos o grupos de individuos involucrados en ella. La historia nos ofrece una variada sucesión de ensayos y errores, pero lo cierto es que las masas de insurrectos muchas veces desconocen la verdadera naturaleza del movimiento al cual frecuentemente sin darse cuenta se ven involucrados más sobre todo la naturaleza del enemigo contra el que están luchando.
Si bien toda rebelión fiscal es legítima y esencial como elemento de lucha dentro de la desobediencia, es de suma importancia descifrar el fin del movimiento social al cual pertenece. Tenemos que recordar que la Revolución Rusa de 1905 encabezada por Lenin manifestó una resistencia fiscal contra la monarquía rusa, de la misma forma la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro contra el gobierno de Fulgencio Batista. Muchas veces la rebelión fiscal se encuentra en contradicción cuando, dentro de sus fines, lo que existe es la consolidación y magnificación de un nuevo y más asfixiante poder estatal; lo que trae como consecuencia la pérdida de todo su sentido.
Por ello se hace de suma importancia observar bien la naturaleza de los insurrectos y los fines si queremos encontrar la coherencia, decodificar las intenciones de las masas muchas veces no es cosa fácil, sabemos bien los fines de aquellos grupos definidos de insurrectos que han declarado rebelión como FARC y ETA, pero lo problemático es descifrar los fines de aquellos grupos sociales difusos, sin trasfondo ideológico, que surgen espontáneamente como consecuencia de medidas políticas populistas y opresivas por ejemplo: en Venezuela durante el Caracazo o Grecia en años recientes, por desconocimiento general del funcionamiento del Estado muchos son arreados por el camino de la amplificación de su poder a través del populismo y la demagogia. Mientras tanto sigo esperando algún movimiento exitoso que haya sido guiado hacia la reducción al mínimo posible o abolición de los impuestos y del poder estatal, sin embargo sigo siendo optimista.
Conclusión
Para cerrar, hago referencia al padre filosófico de la desobediencia civil, Henry David Thoreau; quien estuvo plenamente consciente de la rebelión fiscal que el mismo ejemplificó así como de las consecuencias que padeció siendo encarcelado y torturado por este motivo, el legado que nos dejó ha sido inmortal, aunque sistemáticamente subestimado y ensombrecido.
Hay que destacar que su rebelión fiscal y objeción de conciencia eran de naturaleza liberal ya que estaban enfocadas a protestar a favor de la abolición de la esclavitud, contra el inicio de la guerra y por una total abolición de la burocracia. Visión que deberían tener todos los insurrectos objetores de consciencia alrededor del mundo para garantizar el final del Estatismo y como resultado la continuidad y auge de la civilización. Todo aquel que piense sumarse a una rebelión fiscal y desobediencia civil, debe hacerlo con pleno conocimiento acerca de los fines, he aquí la importancia de leer maestros como Henry David Thoreau así como de muchos otros en la filosofía libertaria y ser portavoces de sus obras y legados.
‘‘Creo de todo corazón en el lema “El mejor gobierno es el que menos gobierna”, y me gustaría verlo hacerse efectivo más rápida y sistemáticamente. Llevado a cabo, finalmente resulta en algo en lo que también creo: “El mejor gobierno es el que no tiene que gobernar en absoluto”. Y cuando los pueblos estén preparados para ello, ése será el tipo de gobierno que tengan”.- Henry David Thoreau.

La abstención electoral y el voto en blanco como expresiones legítimas de protesta

La abstención electoral y el voto en blanco como expresiones legítimas de protesta

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INTRODUCCIÓN
Vivimos en una realidad prácticamente global donde los políticos adalides del saqueo y medios de comunicación a su servicio hacen llamados  activos y constantes al voto, se habla de lo maravilloso que es participar en la  ‘‘democracia’’ como forma de gobierno, se te habla de un presunto derecho (y deber) que como ciudadano tienes para elegir a tus gobernantes, así como de una campaña continua de satanización y desprestigio a la abstención electoral y de los supuestos peligros que implica la no participación en este proceso; dicho esto surgen dos preguntas fundamentales: ¿Qué tiene de maravilloso elegir a tus  amos o gobernantes? y ¿Cuáles son los peligros de la abstención a participar?, la respuesta a la primera pregunta serán dislates de la típica borregada o expresiones de sentimientos de inferioridad y auto-flagelación colectiva, pero la respuesta a la segunda merece especial atención, porque es donde por lo general se demuestra la naturaleza totalitaria de los llamados  ‘‘demócratas’’: si no participas en el proceso ‘‘te debes atener obligatoriamente a los resultados de los que sí votamos’’ así que para empezar, la incorporación al sistema democrático como forma de gobierno no es libre sino compulsiva, es decir, autoritaria.
LA ABSTENCIÓN Y EL VOTO EN BLANCO
La abstención es simplemente no ejercer el voto, el voto en blanco es ejercerlo para no elegir gobernantes.  Puedo anticipar a la borregada decir ‘‘no seas tonto Edgar, tienes que participar, si no votas otros lo harán por ti’’ y sandeces por el estilo, cosa que es una mentira descarada porque con la abstención no estoy autorizando a nadie ni legitimando ningún gobierno. Hay que tener claro que con el acto de votar por un candidato no decides absolutamente nada, sólo delegas un poder para que terceras personas tomen decisiones por ti, se le encarga la facultad a unos burócratas para que tengan control sobre tus ingresos y ahorros.
La abstención es frecuentemente vista como un gesto de apatía política, pero atención: también puede manifestar una expresión de protesta contra el sistema político establecido.
La democracia como forma de gobierno emplea un conflicto eterno de masas e ideologías, la actitud de los votantes es como la del vivaracho:  ‘‘¡Apresúrate,  agarra ese palo para jorobarlos rápido!’’. Este sistema se fundamenta en la falacia  ad populum: ‘‘x tiene razón porque x es mayoría’’, si una mayoría decide robar o confiscar tu propiedad legítimamente adquirida con trabajo y esfuerzo, ¿te parece justo?,  ¿si entre todos votan y deciden perseguirte y matarte siendo inocente lo ves justo? ¿Por qué las decisiones de una mayoría invalidan los argumentos de una minoría?, por el hecho de que x sea mayoría no significa que está justificado para pisotear tus derechos, tu libertad y tu propiedad.
También sucede que las intenciones o decisiones de una mayoría se diluyen o transforman cuando pasan por la burocracia, porque la democracia como forma de gobierno no es más que un espejismo que da una ilusión de acceso al poder, los gobernantes hacen su campaña electoral (con fondos arrancados de tu bolsillo) y una vez elegidos se burlan de sus votantes porque sus decisiones no corren con ningún riesgo, ya que la burocracia se financia a través de impuestos, que son ingresos que se obtienen sin ningún coste, extorsionando y robando a la población, es un sistema que es corrupto desde su génesis.
La falacia autoritaria de la democracia como forma de gobierno queda al descubierto con el siguiente ejemplo: ¿Qué pasa si la mayoría (50+1) se abstiene (y/o vota en blanco) y no legitima ningún gobierno? O un 70% se abstiene, o la situación más extrema  un 99,9% se abstiene, ¿eso legitima al 0,01% para gobernar sobre el 99,9% de la población? Se les cae el velo, todo forma parte de un vulgar totalitarismo y autoritarismo.
Otra situación que puede darse es la siguiente, la mayoría de los habitantes de una determinada provincia, o región administrativa especial se abstiene y decide no legitimar al gobierno central, de acuerdo a ésta lógica, dicha región puede autodeterminarse e independizarse de iure del gobierno central y constituir su propia área administrativa, pero sabemos que en realidad eso no pasa porque la democracia como forma de gobierno es una completa falacia, no existe la libertad su naturaleza es la participación forzosa.
No es sorpresa que en presencia de estos argumentos el Estado dicte leyes para hacer el sufragio obligatorio, cuando una persona se abstiene no legitima ningún gobierno, pero cuando una mayoría se abstiene pone en peligro el propio sistema, porque toda la falacia autoritaria de la democracia como forma de gobierno se sustenta sobre una ficción tan frágil como un castillo de naipes.
CONCLUSIÓN
La posición de todo libertario debe ser la abstención electoral, porque es el medio idóneo de protesta para no legitimar la expoliación del Estado,  nosotros estamos conscientes de que no necesitamos de políticos  que metan sus manos en nuestros bolsillos, como lo había explicado en ésta publicación anterior, sabemos que el poder de elección o la soberanía deben residir en el individuo en cualidad de consumidor, que con sus ahorros decida cuáles productores de bienes y servicios deben producir y cuáles no y que el mejor sistema para llevar esto a cabo es el mercado, donde cada centavo de nuestro patrimonio equivale a un voto, lo que se conoce como Democracia de Mercado.
La abstención organizada y activa junto con la rebelión fiscal deben ser las armas de lucha por excelencia de la desobediencia civil contra el totalitarismo.
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viernes, 3 de noviembre de 2017

Mary Beard: “La identidad tiene que ver con cómo enseñamos la historia”

Mary Beard: “La identidad tiene que ver con cómo enseñamos la historia”

La experta británica en Grecia y Roma y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2016  visitó Madrid esta semana. En esta entrevista habla sobre Europa, la identidad, las redes sociales y la importancia de compartir el conocimiento. 
La historiadora británica Mary Beard.
La historiadora británica Mary Beard. Tere García
El primer recuerdo que Mary Beard conserva de algo como la historia o lo histórico proviene de una visita al museo Británico. Entonces tenía cinco años. Ante una vitrina de pequeños cofres egipcios, le pidió a su madre que la alzara en brazos para poder observarlos. Un conservador que estaba en la sala escuchó a la pequeña. Sacó unas llaves del bolsillo, abrió el escaparate, extrajo la caja y se la mostró muy de cerca. Casi sesenta años después, la especialista en los clásicos de la antigüedad y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2016 no sabe si lo que recuerda es el objeto o el gesto de compartirlo.
Mary Beard se ha convertido en la principal divulgadora del mundo romano en el Reino Unido
Catedrática de Historia Antigua de la Universidad de Cambridge, Mary Beard (Munch Wenlock, 1955) se ha convertido en la principal divulgadora del mundo romano en el Reino Unido. Su obra escrita ha conseguido traspasar el coto académico y convertirse en auténtico fenómeno.Uno de sus libros más recientes es SPQR, una historia de Roma desde su nacimiento hasta el edicto de Caracalla, y que ha sido publicado en España por Crítica, el sello que ha traducido y editado buena parte de su bibliografía. Mary Beard ha presentado varias series en la BBC. Pompeya: vida y muerte en una ciudad romana (2010) fue vista por cuatro millones de personas. Pero a ésa siguieron otras más: Conoce a los romanos con Mary Beard (2012) o Pompeya: nuevos secretos revelados por Mary Beard (2016).
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Hay algo en ella, acaso un sentido profundo de la comunicación, que le permite acercar a las personas al conocimiento
Su aproximación a la historia, basada en la idea de la duda, de no dar cosas por sentado, ha conseguido resituar y acercar el tema al gran público. Su blog (A Don's Life), los artículos de divulgación, su trabajo como editora de temas de cultura clásica en Times Literary Supplement, sus tuits, vídeos, conferencias y opiniones... El éxito ha sido tan potente como las reacciones en contra. Pero Mary Beard está por encima de algunas cosas, incluso de los linchamientos 2.0. Ha encarado a los trolls, aquellos que por su solo aspecto físico han decidido desacreditar su trabajo ante las cámaras. Beard ha librado esa batalla con empatía, humor e inteligencia. En ella la sabiduría no es postureo y podría pensar quien la escucha que le ocurre lo mismo que con la risa: no la controla. Esa manera natural de compartir aquello que otros preferirían que se mantuviese bajo llave.
Esta semana, la Premio Princesa de Asturias fue invitada por la Universidad Carlos III a Madrid, donde impartió varias conferencias, una en el Museo Arqueológico Nacional y también en el Espacio Fundación Telefónica. En el último día de su visita, Beard concedió cerca de cinco o seis entrevistas seguidas y sin embargo, nada en ella delataba cansancio o hartazgo. Su aspecto de abuela enrollada. Esa larga y blanca cabellera que a veces recuerda a la melena de Doris Lessing. La permanente sonrisa y el humor como el más brillante de sus argumentos. Todo en Mary Beard comunica. Todo en ella acerca. 
Asegura usted que los romanos fueron los primeros en desarrollar algo como un pensamiento globalizado. Han transcurrido más de dos mil años y mire, aquí el Brexit. ¿Qué pasó?
Me gustaría tener una respuesta sobre por qué parece que retrocedemos en esto del pensamiento global. Realmente me gustaría. Lo que sí creo que puedo hacer es plantear algunas preguntas al respecto. Parte del problema está en la desigualdad. No puedo hablar de España, porque no conozco la situación, pero en el Reino Unido lo que parece muy claro es que hay personas que han sido beneficiarias del acceso a Europa y al mundo globalizado, mientras hubo otras se quedaron atrás. Ahí hay un problema.
Los romanos y los griegos tampoco eran inmunes a esa situación, ¿no?
El problema es el salto, mejor dicho la contradicción entre ideas que van en dos direcciones opuestas. Por una parte existe un pensamiento progresista sobre la integración. Esta idea de moverse a Londres un día y estar en París a la mañana siguiente. Al mismo tiempo hay una sensación de quienes no quieren moverse. La pregunta de fondo sería: ¿lo que ocurre en el Reino Unido que lo que ocurre en EEUU es lo mismo? ¿Obedecen a la misma dinámica? Detrás de todo esto hay un sentimiento de no pertenencia o ideas muy diferentes acerca de lo que significa pertenecer.
Mary Beard, un personaje que ha conseguido llevar la antigüedad a los medios.
Mary Beard, un personaje que ha conseguido llevar la antigüedad a los medios. Tere García
En el caso europeo es manifiesto, ¿no le parece?
Una de las cosas que más se ha debatido en el Reino Unido es esta idea acerca de dónde o de qué somos ciudadanos. ¿Cuándo podemos decir que somos europeos y cuándo no? ¿Y... por qué? Hay personas que no están en capacidad de identificar a dónde pertenecen, ni tampoco el motivo exacto. El tema de la identidad en el mundo global tiene que ver con cómo enseñamos la historia. Y aunque quiero subrayar lo importante que eso es, también creo que estas ansiedades sobre la identidad son propiciadas, explotadas y manipuladas por alguien, por un poder interesado en crear ese fenómeno.
Lo importante es que seamos capaces de pensar históricamente, dijo en su discurso en Oviedo en 2016. ¿Realmente somos más capaces de hacer eso en el siglo XXI con respecto a alguien del XVIII?
Creo que a veces nos acomodamos en esta idea de que tenemos una visión más completa, profunda y amplia de la historia. No estoy muy segura de que sea así. Si pensamos en la historia como en una manera de entender unos hechos y relacionarlos con el pasado, es difícil llegar a saber si hemos avanzado. El debate tiene que seguir siendo productivo, pero no creo que tengamos una mejor visión del pasado o que seamos mejores historiadores ahora con respecto a hace 20 años.
El conocimiento es político. En principio, democratiza. Usted, ¿qué opina?
Pensemos en algo. Si todos dijeran 'hemos estudiado a los griegos y los romanos en el instituto, vamos a dejarlo estar', pues mataríamos la historia. El conocimiento es democrático pero lo que realmente es efectivo es la capacidad de debate que podamos generar a partir de lo que aprendemos. ¿Quiénes pueden participar en ese debate y de qué forma? La idea de que todo el mundo puede acceder es una fantasía liberal, pero es mejor tenerla (aunque sea un deseo) que no tenerla en absoluto. Estoy muy feliz de poder usar la televisión para decirle a las personas: esto es interesante, puedes disfrutarlo e incorporarte. Todos podemos formar parte de ese intercambio. 
"Estoy muy feliz de poder usar la televisión para decirle a las personas: esto es interesante, puedes disfrutarlo e incorporarte"
Hay una larga historia de obstáculos en el acceso de las mujeres al poder, pero eso no quiere decir que las mujeres no lo tuviesen. ¿Cuál es la diferencia entre tener un poder y ejercerlo?
El tema de las mujeres y el poder es muy complejo. Tendemos a pensar el poder de las mujeres con el enunciado ‘cuántas hay representadas en el parlamento’. Pensamos en el poder en términos masculinos. ¿Qué es para nosotros ser poderosos? Las mujeres han sido muy efectivas en determinados mecanismos, la pregunta es cuál es nuestra noción de representación de ese poder.
Mary Beard durante su visita a Madrid.
Mary Beard durante su visita a Madrid. Tere García
Usted de trolls ha escrito mucho y conoce el tema de primera mano. Hace unos días alguien dijo que ésa es la cuota que teníamos que pagar por vivir en un mundo más civilizado. ¿Qué piensa?
Siempre han existido personas a las que le incomoda el resto. No se trata de que antes todo el mundo fuese políticamente correcto y ahora, de la nada, salgan miles de personas que ponen verde a los demás escondidos detrás de sus portátiles -Mary Beard suelta una carcajada-. La gente siempre ha sido desagradable y, en el fondo, no podemos imaginar un mundo que sea siempre políticamente correcto. El problema está en el alcance global que eso adquiere y en su efecto instantáneo. Soy optimista con esto de los trolls. Apenas estamos en el comienzo de lo que sea en lo que vayan a convertirse las redes sociales. Cuando yo era pequeña, en el colegio, me enseñaban cómo se escribía y se dirigía una carta. A mí nunca nadie me enseñó a tuitear. Conseguiremos una manera de encauzar esto.

Stanley Payne: "Hay un cierto complejo en la élite cultural española"

El catedrático emérito de Historia en la Universidad de Wisconsin-Madison presenta su ensayo En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras (Espasa)


El hispanista Stanley Payne en una imagen de archivo.


El hispanista Stanley Payne en una imagen de archivo. EFE



Muchos lo tildan de conservador, incluso de estar escorado hacia la derecha. Él, insiste: se dedica a estudiar la historia. Es la materia prima. Así comienza esta conversación con el hispanista Stanley G. Payne, catedrático emérito de Historia en la Universidad de Wisconsin-Madison y autor de una veintena de libros sobre la historia contemporánea de España y Europa, el más reciente En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras, que obtuvo el pasado 15 de septiembre el premio Espasa 2017. En sus páginas, Payne asegura que "España es el único país occidental, y probablemente del mundo, en el que una parte considerable de sus escritores, políticos y activistas niegan la existencia misma del país, declarando que la nación española sencillamente no existe". 
A lo largo de estas páginas, Stanley G. Payne explica la evolución de España y, con ella, la de los mitos, estereotipos y leyendas que se han formado a través del tiempo. Son muchos y muy variados, aunque si alguno de ellos ha contribuido a deformar la imagen de España en el exterior y en el interior ha sido la "leyenda negra" del siglo XVI. Las imágenes negativas sobre España, que se prolongan desde el siglo XVI hasta el XX, tienen en común "el cliché, la simplificación, el reduccionismo y el maniqueísmo, con un escaso interés por la diversidad del país, no solo en lo tocante a su estructura territorial, sino también a sus diversos valores", plantea el historiador.
"España es el único país occidental en el que una parte considerable de sus escritores y políticos niegan la existencia misma del país"
"Este libro no es una historia, sino una interpretación sobre ella", asegura Payne, para quien "la historia de España es la más distorsionada de Occidente". Payne se ha dedicado a estudiar España desde los años cincuenta, trayectoria en la que se inscriben sus libros La Guerra Civil EspañolaEl colapso de la República¿Por qué la República perdió la guerra?Franco. Biografía personal y política (con Jesús Palacios) o El camino al 18 de julio. Es miembro de la American Academy of Arts and Sciences y correspondiente de las RR. AA. de Historia y Ciencias Morales y Políticas de España. 
A juicio de Payne, la historia de España "se ha descrito y definido a partir de conceptos inusitadamente controvertidos: reino bárbaro decadente, conquista oriental, paraíso multicultural, guerra divina, Reconquista, Inquisición, primer imperio mundial, decadencia profunda, leyenda negra".  Algunas de estas descripciones "son tópicos esencialmente falsos", pero la mayor parte se refiere a procesos o logros históricos enormemente complejos que suscitan polémicas y requieren mucha matización e interpretación.
Algunas de estas descripciones "son tópicos esencialmente falsos", pero la mayor parte se refiere a procesos complejos que suscitan polémicas
Para arrojar luz sobre muchos de estos episodios, el ensayo de Payne comienza en hechos fundacionales, su existencia previa al Imperio Romano o el llamado el Al-Ándalus y proceso de Reconquista -uno de los más prolíficos en lo que a mitos supone-, pasando por el imperio de Ultramar y la llamada Edad de Oro a mediados del siglo XVII hasta su decadencia a partir del siglo XVIII con las tres guerras que marcaron el ocaso histórico.  La revisión se extiende a lo largo del siglo XX y llega hasta el XXI, uno de los periodos donde Payne identifica mayor dificultad para relacionarse con su historia reciente. 
¿De dónde surge, según usted,  la imposibilidad de España para construir una imagen objetiva de sí misma?
Los problemas de los españoles para conseguir una imagen propia proviene del siglo XIX. El proceso histórico de creación de esos llamados mitos viene desde muy lejos. Tiene que ver con las dificultades y frustraciones de la modernización. España no ha podido enfrentarse con los problemas modernos que surgen a raíz de la desaparición del viejo imperio. Ha influido el proceso de cambio universal,  en el que predomina una aprehensión a la historia. Se trata de una visión victimista, que culpa a la historia. Un discurso que crea malvados y victimarios. Eso ha hecho más estragos en España que en otros países. 
¿Por qué? ¿Quiénes han puesto en marcha ese discurso?
Ha sido un arma política de la izquierda y la extrema izquierda. Eso ha creado unos efectos directa en la forma que tienen los españoles de concebirse, aunque insisto en que forma parte de un fenómeno global. 
Sobre la imposibilidad de tal cosa como una unidad en la idea de España, ¿cuál es su punto de origen?
En el caso de España hay que buscar en las dificultades para afrontar la modernización del siglo XIX, uno de ellos, el tema de la unidad. Hay que decir otra cosa: influyen las consecuencias de la dictadura de Franco, que afectó la propia noción de lo regional.
En el caso de los nacionalismos, ¿cuánto tuvo que ver el franquismo y cuánto la conformación de  las autonomías?
El franquismo se identificó con el nacionalismo español. Eso, por una parte genera consecuencias en la expresión de lo regional. A eso se suma el desmoronamiento de un discurso nacional por otro europeísta, que coincide dentro con la aparición de la UE. En ese proceso, expresiones como Escocia, Gran Bretaña, el Norte de Italia o Flandes, Bélgica, es una tendencia general. No es una peculariadidad española. Forma parte de una tendencia general.
El secesionismo catalán es anterior a esa clave que propone.
La idea política catalana viene de lejos, del siglo XIX pero el primer movimiento importante catalanista no era anti-español. Se concebían como un ente autónomo dentro de España. 
¿Por qué la versión más virulenta del independentismo estalla ahora? ¿Esa épica del agravio de dónde nace?
De la clase política en Cataluña, que busca ganar más poder con eso. Eso se ha alentado incluso por parte del gobierno español, concretamente el de José Luis Rodríguez Zapatero. Eso sirvió de acicate. 
¿Por qué da usted un paso al frente con este libro?
Es importante explicar qué me propongo. No planteo un libro polémico, aunque el título lo parezca. Lo que intento es iluminar los sucesos más importantes que se han utilizado para interpretar la historia de España. En estas páginas hablo muy poco de Cataluña, no es el tema principal. Pero bueno, sobre este tema hemos terminado por creer algunos malos entendidos. Hay títulos muy anodinos en el tratamiento de la historia de España y una interpretación seria de la historia de España, que es lo que pretende revisar este libro. 
¿Qué paradoja plantea el papel del hispanista? ¿España necesita la mirada de otro para explicarse?
Hay un cierto complejo en la élite cultural española. Es verdad que el siglo XX es muy complejo y el papel de los hispanistas colaboró con el esclarecimiento del franquismo. Sin embargo, desde hace 40 años, a partir de la Transición, España se ha asumido. No ha necesitado la mirada extranjera salvo en su talón de Aquiles. La reconstrucción tras el franquismo utilizó algunas concesiones que resultaron excesivas y me refiero a la cesión de derechos y atribuciones regionales. Eso es la consecuencia de una historia política muy complicada. Durante la Transición, el gobierno de Adolfo Suárez se comportó de una manera entreguista a la Izquierda. 
Atribuye como talón de Aquiles qué exactamente. Señala a la izquierda.
El Partido Socialista, especialmente el de Zapatero, cometió errores y fue excesivo en esas concesiones. 
¿Está de acuerdo con la tesis que sostiene Elvira Roca-Barea en Imperiofobia acerca de la baja autoestima española?
Es una consecuencia y la sufren los países dominantes en ciertas épocas. Eso es cierto. Pero también hay que decir que durante mucho tiempo en España se rechazaron esas ideas. Sin embargo, comenzaron a permear y reproducirse esas ideas, y eso ocurre en buena medida durante el siglo XIX, e insisto, por los problemas de España para afrontar los procesos de modernización. 

John H. Elliott: "Los españoles tienen problemas con su historia, desde hace mucho"

John H. Elliott: "Los españoles tienen problemas con su historia, desde hace mucho"

El historiador británico ha visitado Madrid para participar en el homenaje a Hugh Thomas, en Casa de América. 


El historiador británico John Elliott (1930), deja un legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes.


El historiador británico John Elliott (1930), deja un legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. EFE



Al catedrático de la Universidad de Oxford Sir John H. Elliott no le gusta que lo llamen hispanista. El Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales prefiere que se refieran a él como historiador.  El autor de El Conde Duque de Olivares y La rebelión de los catalanes: un estudio sobre la decadencia de España (1598-1640) es una voz fundamental para entender la historia de España, país al que ha dedicado años de  reflexión. Elliott ha visitado Madrid esta semana para participar en Tribuna del Hispanismo, un nuevo foro de debate de destacados estudiosos de la cultura hispánica en el Instituto Cervantes y también para integrarse al homenaje que preparó Casa de América al historiador Hugh Thomas, de cuya muerte se cumplen seis meses.
Tras reivindicar el valor de la "historia narrativa" que caracteriza la obra Thomas, John H. Elliot se refirió al intelectual británico como una figura esencial para componer una fotografía de conjunto de la sociedad española. Se limitó no sólo a citar el libro más conocido de Thomas, La Guerra Civil Española, publicado en 1961, sino también la visión más amplia Elliott ha destacado la "voluminosa" obra de Thomas, y ha recordado que solo el texto de sus cuatro principales libros como La Conquista de México y una trilogía de la España del siglo XVI sobrepasan las 1900 páginas.
Su diagnóstico fue claro en ese sentido: "Los españoles tienen problemas con su historia desde hace mucho tiempo, a partir de una falsa imagen de época dorada del siglo XVI", aseguró Elliott citando a Thomas. Hace unos meses, Sir John H. Elliott regresó a Cataluña. Visitó el monasterio de Poblet, y en ocasión de ese episodio publicó un texto en el que condenó la pretensión de los independentistas de falsificar la historia a su favor. "Cataluña padeció durante largo tiempo bajo el régimen dictatorial del general Franco, pero entre 1978 y la crisis económica de 2008 prosperó como región y disfrutó de un alto grado de autogobierno", asegura Elliott.
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"Los partidarios de la independencia intentan sacar provecho de presuntas medidas represivas tomadas por Madrid, pero puede que aquellos que simpatizan con el referéndum no sean conscientes de hasta qué punto el Gobierno catalán ha intentado imponer desde hace tiempo su propia agenda radical a la sociedad catalana en su conjunto", escribió hace escasos días en la prensa británica. Esa idea es la que ha sostenido en este viaje en sus encuentros y declaraciones a la prensa. El régimen del Pujolismo, asegura, manipuló la historia a su favor, para crear un discurso de agravio.
Aunque en su intervención de la Casa de América se limitó a un análisis de conjunto de la historia española con respecto a la figura de Thomas, esta semana Elliot ha aportado algunas opiniones sobre la pretensión secesionista en Cataluña, que esta semana alcanza su punto más álgido. La obra de Elliott se ha centrado en la historia de España desde el siglo XV hasta el XVIII, un campo en el que Cataluña ha funcionado como eje para generar una concepción de conjunto. Por eso John H. Elliot habla del proceso catalán con una visión que arroja luz en las claves contemporáneas. 

Homenaje a Hugh Thomas

Cuando se cumplen casi seis meses de la desaparición del historiador e hispanista británico Hugh Thomas, Casa de América ha rendido homenaje en un acto cuyo objetivo es analizar las aportaciones de Lord Thomas a la historiagrafía de España y de América. La jornada ha sido inaugurada por Fernando García Casas, secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe; y por Fernando Benzo, secretario de Estado de Cultura. Además de Sir John Elliott, catedrático emérito de Historia Moderna de la Universidad de Oxford, participaron Thomas Burns Marañón; el escritor Jorge Edwards; Isabella Thomas, hija del homenajeado.
Hugh Thomas, uno de los hispanistas que mejor supo contar la Guerra Civil española y dedicó a ella más tiempo, falleció a los 85 años en su casa de Londres. Thomas nació en la ciudad de Windsor en 1931 y educado en las universidades de Cambridge (Reino Unido) y la Sorbona (París). Al margen de su fecunda carrera como historiador, trabajó en el Foreing Office y fue también asesor de Margaret Thatcher. Trabajó en la Cancillería de 1954 a 1957 y para el Subcomité de Desarme de la ONU por el Reino Unido. Destacado estudioso de la historia, ha sido catedrático en la Universidad de Reading de 1966 a 1976, en la Graduate School of Contemporary European Studies de 1973 a 1976, en el Centre for Policy Studies de Londres de 1979 a 1991, en la Universidad de Nueva York de la cátedra Rey Juan Carlos I de civilización española en 1995 y en la Universidad de Boston en 1996.
Fue miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid y de la Royal Historical Society de Londres.Su obra recibió importantes premios y distinciones, como el premio Somerset Maugham 1962, el Arts Council National Book Award de 1980, la Orden de Isabel la Católica en 1986 y la Orden del Águila Azteca en 1995. Entre sus obras destacan La guerra civil españolaLa historia inacabada del mundo y Cuba. La lucha por la libertad. Además de "El Imperio español", de Colón a Magallanes» (2003);La conquista de México, El Imperio español de Carlos V (2010) y "El señor del mundo: Felipe II y su imperio" (2013).

jueves, 19 de octubre de 2017

La revolución domesticada

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Un uniforme ruso en exhibición en el Museo Alemán de Historia en Berlín el 17 de octubre de 2017, parte de la exhibición "1917. Revolución. Rusia y Europa". Credit Omer Messinger/European Pressphoto Agency
CIUDAD DE MÉXICO — En México, la Revolución de octubre fue devorada por la Revolución mexicana. Pese a las resistencias del Partido Comunista Mexicano, la inocente ideología nacionalista y social de la Revolución mexicana ganó la partida a todo intento de marxismo-leninismo autóctono. En México, Lenin y Trotsky nunca pudieron competir contra Villa y Zapata.
La Revolución mexicana antecedió a la rusa por seis años. Estalló como un levantamiento contra la dictadura de Porfirio Díaz, instauró un régimen democrático que culminó en 1913 con el asesinato del presidente Francisco I. Madero, tras el cual se desató una guerra civil entre las facciones que seguían a los caudillos populares Villa y Zapata y a los ejércitos Constitucionalistas de Obregón y Carranza, que resultaron triunfantes. En febrero de 1917, mientras se instauraba en Rusia el fugaz gobierno provisional y el zar estaba a unos día de dimitir, la fracción victoriosa redactó una nueva Constitución cuyos principales artículos se apartaban del liberalismo clásico, fortalecían al Estado y al poder ejecutivo, y recogían importantes banderas sociales, algunas de sus adversarios: reforma agraria, legislación obrera, nacionalización de los recursos naturales, educación universal. Cuando en octubre de ese año estalló la Revolución rusa, los revolucionarios mexicanos permanecieron tranquilos. Con plena convicción y sinceridad podrían presentar a la Revolución mexicana como amiga y hasta precursora del movimiento bolchevique.
Aunque el Partido Comunista Mexicano fue fundado tempranamente en 1919 a las órdenes de la Internacional Comunista, pocos países tuvieron tanto éxito en neutralizar a la Revolución rusa como México. La razón es sencilla: México avanzaba con su propia revolución.
En el ámbito cultural y educativo, por ejemplo, el renacimiento de la pintura y las artes y la cruzada alfabetizadora de José Vasconcelos en los años veinte no palidecían frente al modernismo ruso y el plan educativo de Lunacharski. De hecho, México fue el primer país en establecer relaciones diplomáticas con la URSS, cuya primera embajadora —Alexandra Kolontái, famosa impulsora del amor libre— fue recibida con honores. Este acercamiento entre las dos revoluciones provocó la histeria del embajador americano Sheffield y halló eco en las empresas petroleras que temían una inminente expropiación. La prensa de Hearst habló del “Soviet Mexico” y, en un episodio poco conocido de la historia diplomática, en junio de 1927 el presidente Coolidge consideró seriamente la opción militar contra su vecino revolucionario. Gracias a la intervención del senador Fiorello La Guardia, el tema se resolvió con un inteligente cambio de embajador: el banquero Dwight Morrow llegó a México, ayudó a reestructurar la deuda y las finanzas públicas, se hizo consejero de políticos y tuvo el instinto genial de hacerse amigo y mecenas de artistas que, tras la crisis de Wall Street en 1929, estaban seguros de que el futuro pertenecía a la Unión Soviética y al comunismo. Los más famosos, por supuesto, fueron Diego Rivera y Frida Kahlo, pero muchos escritores jóvenes —entre ellos el combativo Octavio Paz y su amigo José Revueltas— comulgarían por décadas con esa creencia: la URSS era “la tierra del porvenir”.
Declarado ilegal en 1929, reprimidos, encarcelados y asesinados muchos de sus miembros, el Partido Comunista Mexicano retomó cierta fuerza en el sexenio de Lázaro Cárdenas entre 1934 y 1940, pero sobre él volvió a obrar el efecto domesticador. Era imposible competir desde la izquierda con un gobierno tan claramente revolucionario como el de Cárdenas, que repartió 17 millones de hectáreas, expropió a las empresas petroleras en 1938, y contó con el apoyo del movimiento obrero organizado en una central única: la Confederación de Trabajadores de México, cuyo líder, el intelectual Vicente Lombardo Toledano (admirador de la URSS y viajero frecuente a Moscú), fue la representación misma de esa convivencia funcional y pacífica entre las dos revoluciones. En los años treinta, a los ojos de Moscú, el gobierno de Cárdenas era la versión mexicana del frente popular antifascista. Por esa razón, los comunistas mexicanos fueron obligados a entregar los sindicatos que controlaban al partido oficial, el Partido de la Revolución Mexicana, que en 1946 adoptó el oxímoron definitivo de Partido Revolucionario Institucional.
Acaso la prueba mayor de autonomía mexicana con respecto de la Revolución soviética sobrevino en 1937, con el asilo que —a petición de Diego Rivera— otorgó Cárdenas a Trotsky. La negativa del PCM a participar en el asesinato del jefe del Ejército Rojo, lo que ocurrió finalmente en 1940, selló su destino como partido: al llegar la Guerra Fría, mientras el PRI podía ostentarse ya abiertamente como una alternativa nacionalista y progresista frente al comunismo, el PCM se encontraba al borde de la extinción, y, en esa marginalidad, que fue acentuada por su falta de registro oficial, siguió hasta los años sesenta, acompañado solo por sindicalistas ferroviarios y magisteriales y algunos artistas famosos.
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León Trotsky y su esposa, a bordo del barco que los trajo de Noruega, son recibidos en México por Frida Kahlo y Max Schachtman, jefe del Comité Comunista en los Estados Unidos. Credit Times Wide World Photos
Al morir Frida Kahlo en 1954, recibió el primer homenaje rendido a un artista en el Palacio de Bellas Artes: su féretro cubierto por la bandera de la hoz y el martillo. El funcionario que permitió esa intromisión simbólica fue despedido, pero el acto fue emblemático de una nueva vigencia del comunismo en México, no a través del PCM sino de los ámbitos artísticos, académicos y literarios donde el marxismo comenzaba a tomar nuevos bríos gracias a la influencia de las obras de Jean Paul Sartre. Con todo, en la arena política, el PRI reinaba sin disputa. Al menos hasta el movimiento estudiantil de 1968, cuando empezó a resquebrajarse su dominio sobre las nuevas clases medias, el partido oficial era una alianza todopoderosa donde, excluyendo los extremos, cabía desde la derecha hasta la izquierda.
Ni siquiera la Revolución cubana modificó el estado de cosas. Hábilmente, al abstenerse de condenar a Castro y expulsar a Cuba de la OEA en 1962, el régimen del PRI se convirtió en el mediador tácito entre Estados Unidos y la Revolución cubana, el gobierno “tapón” que protegería a toda Norteamérica del comunismo, a cambio de sostener una retórica nacionalista. El compromiso con La Habana fue claro: México —de cuyas costas había salido la expedición castrista del Granma en 1956— defendería diplomáticamente, en la medida de lo posible, a Cuba de Estados Unidos, a cambio de que no hubiese guerrilla en México. Si bien la hubo en los años setenta, alcanzó una dimensión e impacto considerablemente menores que en el resto de América Latina.
Aunque el régimen de Castro pactó con el gobierno de la Revolución mexicana, lo cierto es que entre las generaciones jóvenes el prestigio de la Revolución cubana opacó a la mexicana, a la que veían como anticuada, rígida y falsa. En los años setenta —y por tres décadas más— el marxismo en todas sus variantes se convirtió en la vulgata de las universidades públicas mexicanas. Sin embargo, los gobiernos del PRI no se inmutaron mayormente ya que el PCM, legalizado en 1978, obtuvo apenas el 5 por ciento de los votos en las elecciones de 1979. De poco valió el esfuerzo de modernización de los comunistas mexicanos para tomar distancia del bloque soviético e ir más allá de los votantes universitarios.
En 1981, el PCM llegó al extremo de autodisolverse, con la esperanza de tender puentes con otras formaciones de izquierda, ligadas a las universidades públicas. El PRI, se decía en broma en aquellos años, no necesitaba formar a sus jóvenes militantes, pues para ello estaba el Partido Comunista, del cual salían algunos de los cuadros que renovaban a una élite gobernante donde ser socio de Washington, estalinista convencido y vociferante antiimperialista no era una contradicción.
La Revolución mexicana, con su ecléctico nacionalismo, absorbió y domesticó a la Revolución rusa, logrando que México fuese, a mediados de los años ochenta, uno de los pocos países del mundo donde los trotskistas tenían presencia oficial en el congreso. Una política internacional amiga del Pacto de Varsovia (y de su marioneta, el Movimiento de los No Alineados), le permitía al PRI ejercer la mano dura contra la izquierda mexicana, como ocurrió en 1968 o durante los años setenta, cuando guerrillas urbanas de inspiración maoísta o guevarista fueron cruentamente reprimidas ante la indiferencia de La Habana y Moscú. Cuando a los guerrilleros mexicanos se les ocurría secuestrar aviones rumbo a Cuba, el régimen de Castro los repatriaba de inmediato o los recluía bajo condiciones penosas.
El cuadro comenzó a cambiar en 1988, cuando el ala izquierda del PRI, inspirada en el sexenio de Lázaro Cárdenas y encabezada por su hijo, Cuauhtémoc Cárdenas, abandonó el partido. Los partidos de la vieja izquierda alojaron a estos disidentes del PRI en su sede, les cedieron su registro y postularon a Cárdenas a la presidencia. Solo un fraude electoral impidió su triunfo, pero en vez de tomar las armas, en 1989 Cárdenas discurrió un cambio que ni siquiera su padre había podido vislumbrar: la unión de toda la izquierda (comunista, trostskista, guevarista, nacionalista, socialista) en un partido, el Partido de la Revolución Democrática. Aunque derrotado en 1994 y 2000, el PRD entró al nuevo siglo como una institución consolidada con fuerte presencia en las legislaturas y gobiernos de los estados, municipios, y en el enclave decisivo de la ciudad de México, cuyo gobierno recayó en un popular líder de origen priista, cercano a Cárdenas pero que muy pronto tomaría vuelos propios e insospechados: Andrés Manuel López Obrador.
Desde el año 2000, tras el desvanecimiento del Subcomandante Marcos, un guerrillero inspirado en el Che Guevara que trocó la bandera marxista por un ideario indigenista, López Obrador se convirtió no solo en el líder sino en el caudillo populista de la izquierda mexicana. En 2006 contendió a la presidencia, estuvo a unas décimas de ganar el poder y acusó al gobierno de haberlo defraudado. Significativamente, en su cuarto de guerra no quedaba ningún comunista y sí muchos priistas de los años setenta, ochenta y noventa. Una vez más, la Revolución mexicana había devorado a la Revolución rusa.
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Ella es.

Marga Canalejo     Ella es, ante todo y sobre todo una profesional, y sabe....que los globos son, sólo eso, Globos. Blufh$$$$ que, o bien ...

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