La Revolución Rusa de 1917
El ingreso de Rusia a la primera Guerra Mundial en
1914 permitió al principio acallar una ola creciente de descontento
frente al gobierno del zar, ya que todas las clases se unieron en contra
del enemigo común como eran Alemania y Austria-Hungría.
Pero los resultados de la Guerra comenzaron a deteriorase debido al
gran número de bajas y a las frecuentes derrotas y la economía,
finalmente, se desmoronó por el esfuerzo…
La Revolución Rusa de 1917
Existen dos fases dentro de la
Revolución, la primera fue la llamada Revolución de febrero de 1917, que
desplazó la autocracia del zar Nicolás II de
Rusia, el último de la historia, y tenía la intención de instalar en su
lugar una república liberal. La segunda fase descrita por los
historiadores fue la Revolución de octubre, en la que los soviets,
inspirados y dirigidos cada vez más por el Partido Bolchevique, bajo el
destacado papel estratégico de Vladímir Ilich Uliánov, conocido como
Lenin, y la importante acción organizadora de León Trotsky,
encabezando el Comité Militar Revolucionario, tomaron el poder mediante
una insurrección popular armada, arrebatándolo al gobierno provisional
dirigido por Aleksandr Kérensky,
y disolviendo el aparato gubernamental del anterior Estado
constitucional burgués, junto con sus instituciones como eran la
gendarmería, las Fuerzas Armadas de Rusia, la propiedad privada sobre
los principales medios de producción y servicios y más tarde la Asamblea
Constituyente. Éstos fueron sustituidos a su vez por el Estado obrero,
bajo el control o dictadura del proletariado y la democracia soviética,
el control obrero de la producción, la redistribución de la tierra a los
campesinos, tras la expropiación a los terratenientes y capitalistas,
la Guardia Roja y el Ejército Rojo, organizado éste y dirigido por
Trotsky. Además, se negoció la Paz de Brest-Litovsk
y concedió el derecho de autodeterminación a las nacionalidades
sometidas al imperio ruso. Esta segunda revolución se extendió por
numerosísimos entornos, afectando tanto a las ciudades como al entorno
rural. Al mismo tiempo que ocurrían muy importantes sucesos históricos
en Petrogrado y Moscú,
paralelamente empezó a desarrollarse un movimiento consolidado y
extendido en el campo, especialmente en las zonas más fértiles del
antiguo Imperio como el sureste de Ucrania,
a medida que los agricultores fueron tomando y redistribuyendo la
tierra, y organizándose en asambleas populares y grupos armados…
Estos hechos provocaron que la Revolución
fuera en si uno de los actos históricos más importantes ocurridos en la
época contemporánea, su impacto fue palpable tanto en América como en
Europa. Aunque la Revolución no hizo expandir el comunismo como un
efecto inmediato, les dio a otros países convulsos del tercer mundo un
ejemplo a seguir. Décadas después, el modelo filosófico/gubernamental
tomaría renovada notoriedad a medida que Rusia, convertida en un estado
socialista y en una superpotencia económica y militar, se enfrentara a
los Estados Unidos en la Guerra Fría. En cualquier caso, las dos
revoluciones de 1917 se dividieron en dos grandes partes que se pueden
diferenciar como hemos mencionado antes por la caída del régimen
zarista, en la Revolución de Febrero, y la creación del primer estado
socialista del mundo, en la Revolución de Octubre. Las causas de estas
dos revoluciones abarcan las situaciones políticas, sociales y
económicas de Rusia en la época. Políticamente, el pueblo ruso odiaba la
dictadura del zar Nicolás II. Las bajas que los rusos sufrieron durante
la I Guerra Mundial debilitaron aún más la imagen de Nicolás.
Socialmente, el régimen despótico del zar había estado oprimiendo al
campesinado durante siglos. Esto provocó tensiones dentro de la clase
baja rural que desembocó en altercados. Económicamente, la inflación y
el hambre por toda Rusia
contribuyeron asimismo a la revolución. Definitivamente, una
combinación de estos tres factores, combinados con el liderazgo de Vladimir Lenin
y León Trotsky, condujeron irremisiblemente a la Revolución. La
Revolución de Febrero sobrevino casi espontáneamente cuando el pueblo de
Petrogrado protestó contra el régimen zarista por la escasez de comida
en la ciudad. Existía también un gran descontento con la involucración
en la Primera Guerra Mundial. A medida que las protestas crecían, muchos
políticos reformistas, tanto liberales como de extrema izquierda,
empezaron a coordinar sus actividades. A principios de febrero las
protestas se fueron tornando violentas en cuanto los ciudadanos se
sublevaron y enfrentaron a la policía y los soldados. Cuando el grueso
de los efectivos destacados en la capital se unieron a la sublevación,
ésta se convirtió en una verdadera revolución obligando a abdicar al zar
previo a una transición casi sin derramamiento de sangre.
Se constituyó un nuevo gobierno
provisional, también llamado Duma, a la vez que se planeó la
convocatoria de elecciones. Entre febrero y octubre los revolucionarios
intentaron fomentar cambios más radicales, bien a través del Soviet de
Petrogrado o de forma directa. En julio, los bolcheviques de Petrogrado,
en colaboración con los anarquistas, promovieron una rebelión civil.
Esta insurrección fracasó. La Revolución de Octubre fue liderada por
figuras tales como León Trotsky o Vladimir Lenin, y basada en las ideas
de Karl Marx.
Marcó el inicio de la expansión del comunismo en el siglo XX. Ésta fue
mucho menos espontánea que la revolución de Febrero y fue resultado de
planes deliberados y actividades coordinadas desde principio a fin. La
asistencia logística y financiera de la inteligencia alemana vía su
agente clave, Alexander Parvus, fue una pieza fundamental.

El 7 de noviembre de 1917, los líderes
bolcheviques Vladimir Lenin y León Trotsky lideraron a los
revolucionarios de izquierda en una revuelta contra el ineficaz Gobierno
Provisional, Rusia aún estaba usando el calendario juliano, de modo que
las fuentes del momento citan la fecha como 25 de octubre. La
Revolución de Octubre culminó la fase revolucionaria instigada en
febrero, reemplazando el gobierno provisional, encabezado por Kerensky,
por el poder organizado y deliberativo de los soviets obreros, soldados y
campesinos, verdaderos organismos de participación política y
asamblearia por parte de las clases trabajadoras de la población. Sin
embargo, aunque muchos bolcheviques, tales como León Trotsky y el propio
Lenin, apoyaban una democracia soviética, el modelo de «reformas desde
arriba» y del socialismo en un solo país ganó el definitivo poder en
detrimento de la teoría de la revolución permanente de Trotsky cuando
Lenin murió y Stalin asumió el control de la URSS y del Partido Comunista de
la Unión Soviética. Trotsky y sus simpatizantes, además de otros
comunistas democráticos y anarquistas, fueron perseguidos y finalmente
encarcelados o asesinados. Después de octubre de 1917, muchos miembros
del Partido Socialista Revolucionario y Anarquistas se opusieron a los
Bolcheviques a través de los soviets. Cuando esto falló, provocaron
varias revueltas en una serie de sucesos llamados la «Tercera
revolución». El más notable ejemplo fue la Rebelión de Tambov, entre 1919 y 1921, y la Rebelión de Kronstadt en
marzo de 1921. Estos movimientos, que exigían una extensa variedad de
demandas y carecían de una efectiva coordinación, fueron finalmente
aplastados durante la Guerra civil…[1]
Enlace directo : Manifiesto Comunista (I)
La Factoria Historica
_________________
[1]
Bunin, Ivan Alekseevich (2007). Días malditos (Un diario de la
Revolución). El Acantilado. ISBN 978-84-96834-16-3; Figes, Orlando
(2001). La revolución rusa: la tragedia de un pueblo. Edhasa. ISBN
978-84-350-2614-7.
Al hilo de que se va a cum




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